Suciedad. Esta es el panorama que se encuentran los vecinos
de Arcos Quebrados en cada rincón y así lo denunciaban ayer
a EL PUEBLO. Los residentes de la barriada explicaban que
por allí sólo pasan para vaciar los contenedores, pero que a
la basura que se acumula durante semanas y meses en aceras y
calles no se le presta atención. Al preguntar a una vecina
si baldeaban por la zona su respuesta fue clara: levantar un
dedo gesticulando que no. Así, los residentes lamentaban que
“el servicio de limpieza deja mucho que desear”.
Las consecuencia, según trasladaban, es convivir con malos
olores, plagas de mosquitos e incluso ratas que hacen de los
montones de basura sus refugios. “En verano no se pueden
abrir las ventanas”, señalaba una mujer en la misma rotonda
de la zona que colinda con la calle Este. Precisamente en
esta calle, la más popular del Príncipe, apenas unos pasos
más arriba de Arcos Quebrados, el problema es el mal olor
que sale de una alcantarilla con agua estancada. Una vecina
es la que se encarga de limpiar todos los días para paliar
la peste que emerge de ella. Sora explicaba ayer que nadie
pasa por allí y que es “insoportable” el mal olor. A su
lado, un vecino aseguraba que cuando llueve es todavía peor
porque “llega un chorro de agua lleno de todo”. En esta
zona, ubicada entre el número 229 de la calle Este y el 230,
han acerado parte de la calle pero los vecinos lamentan que
es “un parche” y que la barriada necesita más atención. La
prioridad, para ellos, es la alcantarilla. “Si esto fuera el
centro ya estaría arreglado”, lamentaba un vecino. Ellos,
junto con los residentes de Arcos Quebrados, no entienden
porque los servicios de limpieza y recogida de basuras, por
los que también pagan, no se les ofrece en igualdad de
condiciones que al resto de barriadas.
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