Buenos días, Ceuta.
Por suerte, ahora resido en la parte sur de la península que
es una zona donde siempre se invita a la indolencia laboral,
a levantarse cuando el sol lleva rato viajando por el
espacio y a disfrutar de la vida aunque no se tenga un
céntimo de euro en el bolsillo.
Esta parte del sur de la península donde resido es, obvio,
parte de la Comunidad Autónoma de Andalucía, ‘país’ de
contrastes muy marcados, donde los ERE’s son perseguidos
judicialmente hasta la saciedad, siendo unos ERE’s que
beneficia a cientos, por no decir miles, de personas en un
reparto equitativo estilo bandolerismo alpujarreño.
Más allá de Despeñaperros, tirando más hacia el norte, pero
no llegando al mismo, encontramos otras tierras donde
emigran multitud de vividores del capital ajeno. A esta
clase no podemos tacharlas de bandoleros, ni mucho menos
alpujarreños, son otra raza: la casta.
Asentados en palacetes de manera gratuita, comiendo de la
despensa nacional con suministros pagados por el erario
público y gastando buena parte del petróleo importado,
pagado por todos los españoles, en viajes que la mayoría de
las veces sirven para descargar el cansancio con siestas
efectuadas en hemiciclos internacionales, buscando agujeros
donde colarse en el futuro para tener ‘trabajo’ seguro. Un
trabajo que consiste en entrar en una oficina ricamente
decorada, sentarse en una poltrona tremendamente cómoda y
ponerse a pensar en las musarañas mientas transcurren las
horas del día.
Rajoy se empeña en asegurar su futuro, con sueldos
millonarios, y el de muchos de sus fieles colaboradores en
previsión de futuros batacazos electorales y, como el mayor
déspota de todos los tiempos, lucha por obtener los mayores
y mejores réditos para ese futuro mientras esté sentado en
la Moncloa. La decisión de Mariano Rajoy de entregar el
registro Civil a los registradores de la propiedad y
mercantiles no tiene parangón en actitud calificada, poco
menos, que mafiosa.
Al estilo de las grandes familias sicilianas, no duda en
otorgar a los suyos esa bicoca económica en un alarde de
‘manganeo’ con un real decreto totalmente antidemocrático,
prevaricador y fraudulento como es el de supuestas medidas
urgentes para el crecimiento, la competitividad y la
eficiencia.
La privatización de los registros civiles mediante su
traspaso a los registradores ha venido, ya desde sus
comienzos, con la etiqueta de ser una decisión personal para
asegurarse el futuro del propio Rajoy -no olvidemos que es
Registrador así como sus hermanos, el ministro de Justicia,
el suegro y el cuñado-, sin tener necesidad de ello al
disponer, en el futuro, de una pensión vitalicia con la que
podrían vivir decentemente diez ciudadanos.
Con esa decisión se pasa por los huevos la ley de regulación
de conflictos de intereses del Gobierno y de los altos
cargos de la Administración del Estado que impone el deber
de inhibición y abstención a todos ellos.
A eso se llama crecimiento del empleo.
Mientras, la OCDE receta a Mariano Rajoy mano dura contra
los parados. ¡Qué chiste!, llevo una semana riéndome a
carcajadas lo que confirma que vivo en un país donde reina
el chirigoteo por encima del cachondeo.
En un país donde la desigualdad aumenta de manera tan
llamativa que nos ha aupado al segundo lugar de la
clasificación internacional, sugerir al gallego que puede
hacer más para dar prioridad al empleo y mantener una
distribución justa de la carga impositiva –con la
eliminación de los tipos reducidos del IVA, subidas del IBI,
quitar la deducción por vivienda y endurecer el régimen
fiscal- solo puede suceder, como punto final, que el mismo
gallego nos lleve a un pozo sin fin. La familia siciliana
sigue dominando la economía mundial. No tengo otras palabras
para definirlo correctamente.
Esta gente entiende que la aceleración de la mejora
económica del país solo corresponde a la parte de
potentados… los trabajadores entran en la clase de la casta
de esclavos modernos.
En fin, la vida sigue y yo también, más liberado aún de mi
parte oscura en el destino del país.
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