Ha comenzado el nuevo curso
escolar y él no ha estado exento de problemática. El máximo
de los incidentes han vuelto a producirse en la
escolarización de los pequeños de tres años y especialmente
en los empadronamientos ilegales que están provocando que
familias afincadas en Ceuta vean como sus hijos no pueden
entrar en los centros que ellos solicitan porque estos
empadronamientos ilegales, de pequeños que tienen que cruzar
a diario la frontera para asistir a su centro ya que, pese a
residir en Marruecos, se encuentran registrados, de forma
ilegal, en la ciudad provocando que los que legalmente se
encuentran empadronados en Ceuta tengan que sufrir este
agravio. Ayer muchos padres mostraron sus quejas e
intentaron denunciar este asunto ante la policía ya que
manifestaban que pese a haber solicitado cuatro centros
cercanos a su vivienda su hijo ha sido derivado a uno que no
han elegido y que, aunque esté cerca de su domicilio,
consideran que no tiene el nivel educativo que ellos desean
para su hijo. Y es precisamente aquí, donde radica otro gran
problema. ¿Por qué no se ponen los medios necesarios para
que dicho centro no sea catalogado como un gueto?, ¿por qué,
desde el Ministerio, no se buscan las herramientas
necesarias para erradicar esa pobreza educativa de según que
centros?. Esto es precisamente otra de las denuncias que ya
desde hace varios años vienen denunciando los sindicatos del
sector educativo. Los continuos recortes y la incongruente
política educativa que desde Madrid se tiene para con Ceuta
y Melilla, provoca que se produzcan este tipo de situaciones
que no hacen más que ahogar aun más a un sistema educativo
maltrecho y prácticamente herido de muerte donde los más
perjudicados son los alumnos, ya que mientras docentes y
políticos se tiran los trastos a la cabeza luchando por una
educación mejor pero con un futuro solventado, los alumnos,
aún sin futuro laboral, ven como los cimientos de estos
están totalmente resquebrajados.
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