No se alcanza a comprender como
hay ciudadanos que cuando pasan cerca de la Plaza de los
Reyes, donde se encuentran acampado el colectivo sirio,
dicen entre dientes “Haber si se van ya de aquí”. Los allí
acampados, como bien dice alguna de sus pancartas , son
personas que “No hemos salido de una guerra para acabar en
la cárcel”. Su asentamiento delante de la Delegación del
Gobierno no es más que una forma de presión pacífica, que
tiene como único final volver a encauzar sus vidas, empezar
de nuevo, reunirse con sus seres queridos y conseguir esa
oportunidad en el “nuevo mundo”, donde los conflictos
bélicos sólo se viven por la televisión o se leen cuando se
publican en los periódicos.
¿Qué esta ocurriendo en el mundo moderno? ¿Se están
perdiendo los valores éticos y morales? La situación del
colectivo sirio asentado en la Ciudad Autónoma de Ceuta
podría ser comparada con la película “La Terminal”,
estrenada en el año 2004, film que conmovió a los Estados
Unidos, el país de los sueños en el que cualquier cosa es
posible, aunque la realidad es muy distinta y después el
mundo entero lloró con la historia de Viktor Navorski, un
inmigrante oriental que atrapado en el aeropuerto JFK se ve
obligado a establecer su residencia temporal allí. Aquella
historia era una película, mientras que esto es la pura
realidad, una realidad que a veces nos negamos a ver, pero
que existe.
La esperanza, la fe y el corazón han sido los que al final
han conseguido que sus plegarias sean escuchadas por
aquellos que desde un sillón dirigen. El refranero español
es muy sabio y dice que las cosas de palacio van despacio,
el lunes serán 16 sirios los que se marcharán de Ceuta,
dejando a 81 compatriotas que esperan la oportunidad que les
haga libres.
, gracias al asilo político concedido por el Ministerio del
Interior, eso si sin olvidar que sean refugiados de guerra,
palestinos o de cualquier otra parte del mundo, son personas
que también tienen derechos a ser libres.
|