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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 3 DE SEPTIEMBRE DE 2014

 

OPINIÓN / ANALISIS

Penitenciario de Botafuego = Ceuta 2
 


Nuria de Madariaga
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Tiene algún problema el antiguo Centro Penitenciario de Ceuta? Problemas todos porque es una cárcel arqueológica a la que salva el material humano y el hecho de que, los naranjos de su patio de entrada son los primeros que florecen en la ciudad, cuando aún ni se atisba la primavera. Esta escribidora lo demostró con fotos en su día.

Pero lo evidente es que, como la nueva prisión de Ceuta está tardando más que el descubrimiento de los fondos suizos del clan Pujol, el centro de cumplimiento de los juzgados y condenados por esa Sección Sexta de la Audiencia que merecería ser clonada por su excelencia o por los Juzgados de lo Penal ceutíes que no le van a la zaga, es decir, quienes cumplen sentencia suelen ser enviados a Botafuego, la cárcel algecireña. Que, por cierto, está donde Cristo pegó las tres voces, enclavada en un altozano combatido por los vientos del Estrecho y al que se llega por dos caminos distintos, uno feísimo y convencional que pasa junto al cementerio y otro mágico que es el de la carretera de los Barrios, con su venta Los Pescadores en la que la tradición manda pararse. Y comer caracoles al poleo. O el menú del día que es la bendición de Dios o merendar un montadito con un café con leche. Destino gastronómico que recomiendo vivamente para quien guste de la comida tradicional y ecológica, huevos de gallina picamierdas, pan cateto y un lomo que quita el sentido con su aliño de ajo, perejil y aceite. Y los caracoles y las cabrillas que ya los quisiera Paris Hilton para una gala.

En la cárcel de Botafuego también hay un bar, pero abre esporádicamente, también hay dos bancos en la entrada en los que se sientan los del tercer grado para ver pasar las nubes del levante, pero sobre todo hay pulcritud. Los suelos relucen ,te reflejas en los cristales de puro limpios, las plantas están cuidadas y en el segundo patio han construido una placita con parterres, todo muy emperejilado pero también muy rápido en cuanto a la operatividad. Los abogados entramos en escasos cinco minutos y en otros cinco minutos escasos ya están los internos en los locutorios. Es verdad que son locutorios humildes, nada que ver con el lujo y el aire acondicionado de la malagueña Alhaurín de la Torre que tiene cuadros, esculturas, dos servicios, cenicero en la puerta, todo para hacer más cómodas las esperas interminables hasta que salen los reclusos. Pero entre el lujo y la rapidez aunada a la calidez y agrado de los funcionarios me quedo con lo segundo. Me quedo con Botafuego.

Que, por cierto es Ceuta II porque en los módulos de cumplimiento hay muchos ceutíes y también en los de preventivos. Si alguien ingresa para cumplir aconsejo pedir el módulo 4 porque el equipo técnico es mejor que el del módulo 3 y parece que se interesan más por las personas, aunque Manuel, el Subdirector de Tratamiento no admite dos cosas: ni fallos ni despistes. Eso marcha como un cuartel. Hay buena gestión y, como me decía Yalal, un interno de Ceuta que se ha hecho todos los cursos disponibles y ha adquirido un excelente bagaje de conocimientos “Aquí el que quiere estudiar, estudia, el que quiere trabajar, trabaja y el que quiere aprender, aprende, pero el que es un golfo la tiene cruda”. Buen Centro ese Botafuego con su director, Francisco siempre atento, que parece que sabe más de lo que le han enseñado, pero mis debilidades son Plácido, el subdirector de Régimen que llegó a telefonearme para comunicarme el número de una sentencia que le era aplicable a un recluso y que yo no lograba encontrar y el subdirector Médico. Por razones.

¿Qué cuales son esas razones? Pues que he visto entrar a drogadictos y a personas con graves trastornos mentales y he presenciado cómo las curaban, los médicos de Botafuego ponen empeño en su labor, aunque a veces se pasan porque meten a los “engancháos” que son cadáveres en el módulo 7 y les obligan a entrenar, pero duro y en serio, mismamente como si fueran a competir. Los pobrecillos acaban medio muertos y entonces les hartan de comer, les regulan la medicación ¡y a entrenar!, los enfermos se acaban resignando o acostumbrando o yoquesé pero “salen” y carrera va, flexión viene y luego atracón de buena comida, empiezan a ponerse saludables, sudan los tóxicos de la sangre, aprenden disciplina, se hacen fuertes lazos de amistad con los compañeros y entran siendo desechos humanos y salen personas con muchas ganas de vivir. Lo cuento y los pelos se me ponen como escarpias porque eso, lo he presenciado yo. Y he presenciado como una pobre chica con rasgos esquizoides era rigurosamente medicada y el psiquiatra adscrito a la prisión la visita dos veces por semana, antes la chica quería morirse, ahora quiere curarse y disfrutar del futuro. Gracias al personal de Botafuego, gracias a las funcionarias que ejercen de cuidadoras, de madres, de maestras y de psicólogas y en los módulos masculinos, sobre todo en el 9, gracias a Manolo el educador y a los funcionarios que son respetados por los internos, pero que también respetan. Y es extraño el tipo de convivencia que se llega a alcanzar en la prisión algecireña, los hombres se hacen amigos, se distribuyen las funciones, intentan por todos los medios que no haya conflictos, dialogan entre ellos y con los funcionarios, estudian los escritos de los abogados y se ayudan unos a otros todo lo que pueden: nunca verás allí que una criatura no se pueda pagar en el economato un cafelito caliente para consolarse las tripas: siempre hay un compañero que invita y que ayuda a los que menos tienen. Ese módulo 9 me ha conquistado el corazón y también el 4 con su gran equipo técnico y el 7 con los pobres yonkis echando el bofe y sudando la droga en los feroces entrenamientos y el de mujeres con las llamadas “presas políticas” que aunque están en primer grado hacen de mediadoras, explican los escritos a sus compañeras y las mujeres las ven, con sus larguísimas condenas y sin quejarse. Salió una clienta mía búlgara a la que ayudaron mucho y le dieron un encargo: cuando llegues a tu casa por favor vete andando a la playa hasta el rompeolas, respira y te acuerdas de nosotras… La mujer lo hizo y yo les mandé el recado a través de otra interna: “les dices a “las políticas” que su amiga Nadya se ha acordado de ellas mirando al mar”.

Pequeñas historias de Botafuego, esa prisión en la que acaban tantos ceutíes que son visitados por sus familias, que vienen las familias en barco y luego en taxi a recibirles al momento de la libertad. Mucha gente de Ceuta tiene recuerdos de esa cárcel algecireña, buenos, malos o peores, pero es una buena prisión y está gestionada por buena gente. De verdad y no miento.
 

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