La ciudad de Ceuta se ha convertido en un centro no solo
turístico, sino también académico para estudiantes del
extranjero. EL PUEBLO ha tenido la oportunidad de ponerse en
contacto con dos chicas naturales de Escocia. Dos chicas que
están cursando la titulación universitaria de Estudios
Hispánicos. Gracias a ellas se este diario ha podido conocer
la experiencia de un asistente de profesor desde más cerca.
Renata y Mingaile se conocieron en sus dos primeros años de
carrera y han pasado su tercer curso, destinado a las
prácticas de la titulación de Estudios Hispánicos,
compartiendo piso en Ceuta. ¿Por qué esta ciudad? La verdad,
cuentan las lituanas, es que la única condición que pedían
era “que fuera un sitio en donde hiciera calor”. Así pues,
no tuvieron la oportunidad de elegir, les tocó Ceuta sin
más.
En un inicio, comenta Renata, “no sabíamos donde se
encontraba esta ciudad”. Quedaron impactadas al descubrir
que ese lugar perteneciente a España se situaba en el norte
de
Africa. “No sabíamos si íbamos a hablar español o árabe”,
afirmaban las chicas entre risas. Toda la información que
les llegaba era acerca de “pistolas, policía, la frontera...
Al principio estábamos asustadas”, dice Mingaile.
No obstante, cuando pisaron tierra firme, desde el primer
momento les encantó la ciudad, “las vistas, el mar por todos
lados”, es una ciudad, insisten, “muy tranquila y con unas
características muy especiales”. No descartan, aun así, la
presencia de policías y de la Guardia Civil por todos los
huecos de la ciudad, pero comprenden que la situación
geográfica y fronteriza con Marruecos lo requiere.
Los colegios que les asignaron fueron: a Renata, el Colegio
Lope de Vega, y a Mingaile, el Colegio San Daniel. Allí
tuvieron ellas la oportunidad de entrar en contacto no solo
con los niños, sino con todo lo que pertenece al mundo de la
docencia: profesorado, responsabilidad, cooperación, etc.
Una serie de valores que les ha permitido aprender, y mucho,
la lengua española.
Durante este año escolar (2013-2014) su función ha
consistido en tomar la posición de Asistente de Profresor de
Inglés. Mengaile afirma haber tenido mayor libertad a la
hora de elaborar su programa educativo, las tareas para los
alumnos, incluso llevaba canciones algún que otro día. Sin
embargo, Renata dice no haber tenido tanta liberta, pero
igualmente ayudaba muchísimo a su cordinadora de inglés. Han
tratado con niños de Educación Primaria.
Al principio de su estancia en Ceuta, contaban con algo de
“miedo”, pues “la gente no hablaba inglés”, no obstante,
dice una de las chicas que esto fue una de los puntos a
favor en su aprendizaje de español. Esto es, se vieron
forzadas a practicar todo lo que mediante gramáticas y
normativa le habían enseñado, pero esta vez en el día a día
del hablante nativo español. “Una de las cosas que más nos
costó fueron las palabrotas”, dice Mingaile. De hecho,
expresiones como “¡Hostia1” o “¡Cojones1” fueron las
pronunciadas en la entrevista concedida a este diario.
Además, afirmaron ambas que en Escocia le exigen el español
hablado pero en un registro totalmente prescriptivo y
académico, sin embargo, ellas han palpado desde cerca cómo
es el habla española de a pie.
En base al trilingüismo, estas chicas reconocieron ser
hablantes trilingües, pues manejan el lituano, el inglés y
el español. “Hay veces”, decían, “en que mezclamos las tres
lenguas cuando hablamos entre nosotras”. Y es que son
hablantes de más de un idioma y acuden a cualquiera de ellos
en cualquier momento.
Durante el curso aseguran haber estado inscritas en el
Instituto de Idiomas para mejorar, además de con sus
prácticas, su español. Esto es, su objetivo primordial fue
el de “aprender a hablar español”.
Como punto negativo que se veían en la tesitura de resaltar
es “el tema de los viajes”, pues según comentaban, son
veintidós las horas que echan
(Berlín-Londres-Gibraltar-Algeciras-Ceuta, y viceversa).
Como algo positivo que han obtenido ha sido el conocimiento
recibido de otras ciudades de España y, por supuesto, de
Ceuta. Dicen conocer a la perfección las mejores
hamburgueserías de la ciudad que “hacen los bocadillos de
corazones de pollo más ricos”.
Esto es el claro ejemplo de cómo una beca permite no solo la
formación profesional de una persona, sino también la mejora
de su conocimiento en cuanto a distintas culturas y
ciudades. Dos amigas han afianzado, así, sus lazos de
amistad y su empleo del español. Se van, pues, con mal sabor
de boca después de haber “conocido a tanta gente” y hablar
casi a la perfección el idioma, su principal fin.
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La ciudad les permite empezar a investigar para su Trabajo
Fin de Grado en Escocia
Tanto le han gustado a Renata y
Mingaile la ciudad que han seleccionado como tema para su
investigación la línea de la diversidad socio-cultural que
existe en Ceuta.Así pues, están pasando el verano en la
ciudad gracias a una “beca pequeña”, porque necesitan
ejecutar una serie de entrevistas. Han contactado a hindúes,
musulmanes, cristianos, etc. Todo ello con el fin de
adquirir los datos precisos para su proyecto final.
Agradecen la cooperación de los ciudadanos ceutíes que se
han ofrecido a ayudadarles. Toda la información pertinente
no solo la tomarán de tales entrevistas realizadas, sino que
se han puesto en contacto con el Instituto de Estudios
ceutíes (situado en el Paseo del Revellín), donde dicen
poder conseguir fácilmente las obras que existen escritas
sobre el tema. Siguen, además, los distintos periódicos
locales. Y es que con solo pisar Ceuta “se nota que hay una
tensión cultural, aunque la gente diga que existe
convivencia”, afirman mientras alegan su procedencia de otro
país.
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