Jefe, buenos días, le llamo para
decirle que ya tenemos alquilado el camping donde vamos a
pasar la vacaciones. Usted no tiene nada de que preocuparse,
todo está solucionado, llevamos dos caravanas. Una para
nosotros con los niños y la otra que conducirá su ahijado
para ustedes dos solos. ¿Qué le parece?.
Hombre, enano, me parece muy bien. Ahora, dónde llevas los
animales, porque tú sin su compañía no vas a ningún sitio.
Lleva usted razón llevamos con nosotros, en nuestra
caravana, dos peros, dos gatos y cuatro canarios.
Perdona, pero si la memoria no me falla, el año pasado
dejaste a todos tus animales, a un señor que se dedica a
cuidarlos mientras sus dueños están de vacaciones.
No, a ese señor no se los dejo más ni aunque me regale el
coste del cuidado de los mismos. Antes de que me pregunte
los motivos le cuento las razones del mismo. El año pasado,
cuando llegué a recogerlos, me enteré que las autoridades le
habían impuesto numerosas sanciones por incumplimiento de
sus obligaciones. Es más, una gran empresa que se dedica a
la asunto de los animales, tenía un acuerdo con él para que
se dedicará al cuidado de los mismos, y le tuvo que
rescindir el contrato por varios y repetidos incumplimientos
del mismo.
Me parece muy bien la actitud que habéis tomado tanto tú,
como la empresa que le concedió el cuidado de los animales.
Tranquilo, jefe, que hay no acaba la cosa. Resulta que yo,
ya le digo no les dejo el cuidado de mis animales ni aunque
me regale el coste de los mismo, pero la empresa que llegó a
un acuerdo con él, a pesar de todo lo que ha ocurrido y de
las innumerables sanciones que le han impuesto la
autoridades, le ha vuelto a dar su confianza,
Perdona, enano, pero por mucho que me lo expliques eso no lo
entiendo. Entiendo, perfectamente, tu actitud pero lo de la
empresa, eso no lo entiendo por muy bien que me lo
expliquen.
Tranquilo, jefe, usted no lo entiende, porque ni
culturalmente ni su capacidad intelectual, están a la altura
para reconocer esto asuntos. Para poderlos entender, se
necesita una capacidad intelectual de la que usted, perdone
que se lo diga, carece.
Te entiendo, enano, por ello ahora comprendo muchas cosas,
que antes me costaban un enorme trabajo entender. Todo es
debido a mi incapacidad intelectual. Entiendo que eso sólo
está a la altura de quien posee la suerte de tener una gran
cultura y una enorme capacidad intelectual.
Por eso, por esa falta de capacidad intelectual, es por lo
que no he conseguido entender, por más esfuerzo que he
hecho, cómo la Ciudad adjudica “La Pecera” a Arasti Barca
con una “baja temeraria”, cuando hace más de un año el
consejero de Hacienda, debido a los continuos
incumplimientos de contrato por Arasti Barca, y las numerosa
sanciones y expedientes abiertos decidió rescindir el
contrato y sacar a licitación la gestión de la escuela
infantil “La Pecera”.
Gracias, enano, ahora comprendo cual es la razón de no
entender esto. Es, sin duda alguna, ni incapacidad
intelectual, muy alejada de las grandes capacidades
culturales e intelectuales, de la que gozan los cerebros
privilegiados de este país. Vámonos de vacaciones, enano.
Hasta la vuelta.
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