La pericia demostrada por las dotaciones de Bomberos
desplazadas hasta el lugar y la falta de viento reinante
permitieron que el incendio que esta madrugada se produjo en
el Monte de la Tortuga, en García Aldave, no se hubiera
convertido en una gran tragedia, que según las
manifestaciones de los efectivos actuantes, hubiese tenido
consecuencias incalculabes y muy graves y que, además,
habría conllevado, a buen seguro, el trabajo de días para
poder controlarlo y sofocarlo.
A la una y cuarto de la madrugada, en las dependencias del
Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) se
registró una llamada en la que se avisaba del inicio de un
incendio en la zona mencionada. De seguida tres camiones del
servicio salieron para la zona afectada de las llamas, una
extensión compuesta por muchos pinos, alcornoques y monte
bajo, según la información de proporcionada por los
efectivos desplazados hasta el lugar.
Los bomberos atacaron el incendio por dos flancos, lo que
permitió que este pudiese empezar a ser controlado
rápidamente. Pese a ello, los servicios contra incendios de
la Ciudad tuvieron que emplear un diecinueve mil litros de
agua para sofocarlo.
Aparte de las dotaciones de servicio en ese momento, desde
la central del SEIS se avisó a cinco bomberos que en la
madrugada de hoy se encontraban libres de servicio y que se
unieron a sus compañeros para ralizar las tareas de
extinción.
Sobre las dos y media de la madrugada, aproximadamente, los
efectivos habían sofocado totalmente el incendio, habiendo
sido pactos de las llamas una extensión de casi una hectárea
de monte bajo, pinos y alcornoques, principalmente.
En la zona se quedó un retén de guardia, así como dos
dotaciones de agentes de la Guardia Civil que también habían
acudido hasta el lugar. Sobre las tres y cuarto, los
efectivos de Bomberos se retiraron, quedando de vigilancia
los agentes de la Benemérita.
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