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sociedad - LUNES, 25 DE AGOSTO DE 2014


Enrique Somoza sube al mercante ruso. t. gonzález.

puerto de ceuta
 

El practicaje, un mundo
fascinante no exento de responsabilidad y riesgo

Seis prácticos conforman actualmente la plantilla de este servicio que data de 1944 y que el Puerto de Ceuta ofrece a los buques que llegan hasta la ciudad
 

CEUTA
J.M.R.G.

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Existen un gran número de trabajos que son ciertamente desconocidos pese a la importante labor que realizan los profesionales que los desempeñan. Muchos de estos trabajos exigen, en ocasiones, ciertas destrezas debido a la tremenda dificultad y el riesgo que conlleva. Uno de estos trabajos es el que realizan los ‘prácticos del puerto’.

EL PUEBLO ha vivido de cerca, junto a dos de los seis prácticos que en la actualidad forman parte de la plantilla que opera en el Puerto de Ceuta, cual es su día a día, descubriéndonos la importancia de un servicio que desde 1944 se viene desempeñando en puerto ceutí y que ha experimentado grandes avances en estos 70 años.

Emilio Martínez y Enrique Somoza, ambos prácticos del Puerto de Ceuta, demostraron la preparación que se debe tener para poder realizar un trabajo que tiene su riesgo.

Antes de subir a una de las dos embarcaciones que posee el Servicio de Prácticos de Ceuta para atender la llegada del buque de Baleària ‘Poeta López Anglada’ y también un mercante ruso que llegó a Ceuta a repostar combustible, Emilio Martínez conversaba con EL PUEBLO para explicar qué es exactamente el practicaje, manifestando que se trata de un servicio que garantiza la seguridad del Puerto, de las instalaciones portuarias, del buque, del medio ambiente y por consiguiente también las personas, por lo que podría decirse que el practicaje es un referente a nivel social e institucional de un Servicio de seguridad y calidad, prestado por profesionales altamente cualificados que tienen por objetivo el de velar por la seguridad y protección marítima, la seguridad de la vida humana en la mar y la protección del medioambiente marino en el ámbito marítimo-portuario.

Durante la entrevista, Martínez destacó que la profesión de práctico está sujeta a un montón de leyes, y para la que hay que cumplir numerosas normas, cursos de reciclaje constantes, ya que todo está muy regulado. Además de necesitar un nombramiento como Práctico de un puerto determinado, la Corporación necesita de una licencia que se obtiene a través de un concurso público al que cualquier empresa que cumpla con los requisitos legales puede presentarse.

Para ser práctico, tal y como indicaba Martínez, es necesario estar en posesión de un título de Capitán de la Marina Mercante, acreditar al menos dos años de mando en buques mayores de 1000 toneladas durante la última década y haber superado cinco pruebas selectivas y eliminatorias (tres en Madrid y dos más en el puerto), así como haber cumplido un período de seis meses de prácticas. Es la Dirección General de la Marina Mercante, organismo dependiente del ministerio de Fomento, la encargada de verificar los conocimientos del profesional y cada una de las Autoridades Portuarias las que ordenan el ingreso del práctico en el servicio. Además de los conocimientos relativos a maniobras náuticas, los prácticos son expertos conocedores del entorno portuario local, de las peculiaridades meteorológicas, hidrodinámicas -la parte de la dinámica que estudia el movimiento de los líquidos-, lingüísticas y también de la reglamentación de la zona.

Como se indicaba anteriormente, en la actualidad son seis los prácticos que operan en Ceuta pero, Martínez confirmaba que en breve se sumará un práctico más a la ciudad, con lo que se reforzará todavía aun más el servicio que se presta, las 24 horas del día durante los 365 días del año.

Se trata de un servicio muy antiguo, que nace con los primeros intercambios comerciales por mar, pero que en esencia no ha cambiado. De la luz de las velas de cera iniciales, que se empleaban para mostrar a los barcos el lugar más seguro para su atraque, se ha pasado al sistema de posicionamiento global (GPS); pero, en realidad, las labores principales siguen siendo las mismas. Una milla antes de llegar al puerto, o como resaltaba Martínez durante la entrevista a unos 7 cables, el práctico se acerca al buque en una lancha, embarca físicamente y se integra en el equipo del puente donde instruye a la tripulación acerca de la mejor manera de realizar las maniobras de acceso al puerto. Hasta ahí todo parece sencillo si las condiciones son favorables, pero ¿qué pasa cuando ese servicio hay que llevarlo a cabo en pleno temporal y con las condiciones meteorológicas más adversas?, en ese sentido la ya de por sí arriesgada maniobra de acceder al buque desde la embarcación de los prácticos se hace más peligrosa si cabe.

En este sentido, habría que destacar que el practicaje es obligatorio en el puertos, para todos los barcos mayores de 500 GT en sus entradas, salidas y movimientos interiores, aunque bajo determinadas condiciones de frecuencia de entrada, condiciones de maniobrabilidad, etc, los capitanes de buques que realicen más de cincuenta escalas al año, pueden obtener un Certificado de Exención de practicaje PEC, a través del cual no necesitaría de este servicio. En esta situación se encuentran los capitanes de las diferentes navieras que operan en la línea Ceuta-Algeciras, excepto el del Baleària ‘Poeta López Anglada’ que en breve podría obtener dicho Certificado de Excención. Para el resto de los buques, casi en su totalidad, los prácticos son los encargados de llevarlos a puerto y atracarlos. Además, tal y como destacaba Martínez mientras conversaba con EL PUEBLO, otra de las condiciones indispensables para poder obtener el certificado de excención es hablar español, ya que existen buques que operan a diario en el Puerto de Ceuta desde hace años pero tienen la obligación de contar con el servicio de los prácticos ya que su capitán no habla español.

Con respecto a la situación en la que se encuentra el sector, Martínez reconoce que hasta 2012 se tenía un volumen de entradas y salidas de buques que necesitaban de su servicio muy elevado, pero que en estos dos últimos años se ha visto un descenso considerable. Pese a todo, asegura que el sector sigue funcionando bien aunque en los meses de verano suelen ser más relajados, empezando a subir nuevamente las operaciones para los meses de octubre, noviembre y diciembre. En este sentido, Martínez reconocía que además de la calidad del servicio prestado por los prácticos, también es importante la existencia de una gran variedad de servicios y la competitividad de precios para lograr atraer hasta el puerto de Ceuta el mayor número de buques posible.

Para finalizar la entrevista antes de subir a la embarcación y vivir de cerca el trabajo de estos prácticos, sorprendió saber que por ley pueden desempeñar esta labor hasta los 70 años, aunque el estado físico es crucial para ello.

Finalmente, si interesante fue la conversación mantenida con Emilio Martínez, no menos interesante y fascinante fue la salida realizada a bordo de una de las embarcaciones para ver trabajar de cerca a los prácticos ceutíes.

Hasta la punta del dique de poniente, donde se encuentra una de las estatuas de Hércules, hay que dirigirse para llegar a la caseta de los prácticos. Desde allí, Emilio Martínez y Enrique Somoza nos invitaban a subirnos a una de las embarcaciones, la cual era tripulada por el patrón José María Velázquez. Ataviados con el chaleco salvavidas, ya que la seguridad es primordial, zarpamos en busca del Baleària ‘Poeta López Anglada’. Nada más salir de la bocana, pese al magnífico día reinante, el oleaje de poniente comenzó a golpear la embarcación con fuerza e incluso, en ocasiones, a cubrirla levemente con las miles de gotas saladas que se desprendían con fuerza una vez chocaba la ola con el casco.

A medida que avanzábamos con firmeza hacia el buque de Baleària este se hacía cada vez más grande, hasta el punto de hacerte sentir como una cáscara de nuez.

Velázquez, el patrón de la embarcación, la situó pegada al costado del ferry para que Somoza, con una agilidad y destreza que más de uno la quisiéramos, se encaramaba a la escala, en pleno movimiento, para subir en vertical cerca de diez metros y así acceder al interior del barco y, una vez en el puente de mando, indicar al capitán las maniobras a realizar para llegar al atraque número 4 del Puerto de Ceuta. Mientras, la embarcación de los prácticos acompaña al ferry en su entrada para posteriormente volver a recoger a Somoza.

Una vez finalizadas las maniobras y con el práctico de regreso a la embarcación, no daba tiempo regresar a tierra ya que un mercante ruso solicitaba la presencia de los prácticos para poder entrar al Puerto de Ceuta a repostar. Eso nos llevó a salir de nuevo por la bocana y a volver a sentir la fuerza de un mar en calma para admirar más a estos hombres al imaginarlos desempeñando su labor en pleno temporal de levante, con lluvia y viento, y en la oscuridad de la noche. La llamada del buque ruso hizo que la embarcación de los prácticos se adentrara en el estrecho, a algo más de una milla del puerto, para repetir la operación. Nuevamente fue Somoza quien se subió al buque y el encargado de llevarlo hasta buen puerto, pero esta vez realizó una maniobra realmente espectacular ya que una vez en el interior del puerto, como si de un Seat Mini o Seiscientos se tratara, logró virar el larguísimo barco para posteriormente atracar de popa en el dique de levante para su repostaje.

Con total naturalidad, ambos prácticos indicaban “eso es todo lo que hacemos”, pero ciertamente se trata de una experiencia inolvidable, ya que es un trabajo que conlleva una alta carga de responsabilidad así como de peligrosidad que provoca la admiración de todo aquel que como EL PUEBLO puede vivirlo de cerca.
 

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