Existen un gran número de trabajos que son ciertamente
desconocidos pese a la importante labor que realizan los
profesionales que los desempeñan. Muchos de estos trabajos
exigen, en ocasiones, ciertas destrezas debido a la tremenda
dificultad y el riesgo que conlleva. Uno de estos trabajos
es el que realizan los ‘prácticos del puerto’.
EL PUEBLO ha vivido de cerca, junto a dos de los seis
prácticos que en la actualidad forman parte de la plantilla
que opera en el Puerto de Ceuta, cual es su día a día,
descubriéndonos la importancia de un servicio que desde 1944
se viene desempeñando en puerto ceutí y que ha experimentado
grandes avances en estos 70 años.
Emilio Martínez y Enrique Somoza, ambos prácticos del Puerto
de Ceuta, demostraron la preparación que se debe tener para
poder realizar un trabajo que tiene su riesgo.
Antes de subir a una de las dos embarcaciones que posee el
Servicio de Prácticos de Ceuta para atender la llegada del
buque de Baleària ‘Poeta López Anglada’ y también un
mercante ruso que llegó a Ceuta a repostar combustible,
Emilio Martínez conversaba con EL PUEBLO para explicar qué
es exactamente el practicaje, manifestando que se trata de
un servicio que garantiza la seguridad del Puerto, de las
instalaciones portuarias, del buque, del medio ambiente y
por consiguiente también las personas, por lo que podría
decirse que el practicaje es un referente a nivel social e
institucional de un Servicio de seguridad y calidad,
prestado por profesionales altamente cualificados que tienen
por objetivo el de velar por la seguridad y protección
marítima, la seguridad de la vida humana en la mar y la
protección del medioambiente marino en el ámbito
marítimo-portuario.
Durante la entrevista, Martínez destacó que la profesión de
práctico está sujeta a un montón de leyes, y para la que hay
que cumplir numerosas normas, cursos de reciclaje
constantes, ya que todo está muy regulado. Además de
necesitar un nombramiento como Práctico de un puerto
determinado, la Corporación necesita de una licencia que se
obtiene a través de un concurso público al que cualquier
empresa que cumpla con los requisitos legales puede
presentarse.
Para ser práctico, tal y como indicaba Martínez, es
necesario estar en posesión de un título de Capitán de la
Marina Mercante, acreditar al menos dos años de mando en
buques mayores de 1000 toneladas durante la última década y
haber superado cinco pruebas selectivas y eliminatorias
(tres en Madrid y dos más en el puerto), así como haber
cumplido un período de seis meses de prácticas. Es la
Dirección General de la Marina Mercante, organismo
dependiente del ministerio de Fomento, la encargada de
verificar los conocimientos del profesional y cada una de
las Autoridades Portuarias las que ordenan el ingreso del
práctico en el servicio. Además de los conocimientos
relativos a maniobras náuticas, los prácticos son expertos
conocedores del entorno portuario local, de las
peculiaridades meteorológicas, hidrodinámicas -la parte de
la dinámica que estudia el movimiento de los líquidos-,
lingüísticas y también de la reglamentación de la zona.
Como se indicaba anteriormente, en la actualidad son seis
los prácticos que operan en Ceuta pero, Martínez confirmaba
que en breve se sumará un práctico más a la ciudad, con lo
que se reforzará todavía aun más el servicio que se presta,
las 24 horas del día durante los 365 días del año.
Se trata de un servicio muy antiguo, que nace con los
primeros intercambios comerciales por mar, pero que en
esencia no ha cambiado. De la luz de las velas de cera
iniciales, que se empleaban para mostrar a los barcos el
lugar más seguro para su atraque, se ha pasado al sistema de
posicionamiento global (GPS); pero, en realidad, las labores
principales siguen siendo las mismas. Una milla antes de
llegar al puerto, o como resaltaba Martínez durante la
entrevista a unos 7 cables, el práctico se acerca al buque
en una lancha, embarca físicamente y se integra en el equipo
del puente donde instruye a la tripulación acerca de la
mejor manera de realizar las maniobras de acceso al puerto.
Hasta ahí todo parece sencillo si las condiciones son
favorables, pero ¿qué pasa cuando ese servicio hay que
llevarlo a cabo en pleno temporal y con las condiciones
meteorológicas más adversas?, en ese sentido la ya de por sí
arriesgada maniobra de acceder al buque desde la embarcación
de los prácticos se hace más peligrosa si cabe.
En este sentido, habría que destacar que el practicaje es
obligatorio en el puertos, para todos los barcos mayores de
500 GT en sus entradas, salidas y movimientos interiores,
aunque bajo determinadas condiciones de frecuencia de
entrada, condiciones de maniobrabilidad, etc, los capitanes
de buques que realicen más de cincuenta escalas al año,
pueden obtener un Certificado de Exención de practicaje PEC,
a través del cual no necesitaría de este servicio. En esta
situación se encuentran los capitanes de las diferentes
navieras que operan en la línea Ceuta-Algeciras, excepto el
del Baleària ‘Poeta López Anglada’ que en breve podría
obtener dicho Certificado de Excención. Para el resto de los
buques, casi en su totalidad, los prácticos son los
encargados de llevarlos a puerto y atracarlos. Además, tal y
como destacaba Martínez mientras conversaba con EL PUEBLO,
otra de las condiciones indispensables para poder obtener el
certificado de excención es hablar español, ya que existen
buques que operan a diario en el Puerto de Ceuta desde hace
años pero tienen la obligación de contar con el servicio de
los prácticos ya que su capitán no habla español.
Con respecto a la situación en la que se encuentra el
sector, Martínez reconoce que hasta 2012 se tenía un volumen
de entradas y salidas de buques que necesitaban de su
servicio muy elevado, pero que en estos dos últimos años se
ha visto un descenso considerable. Pese a todo, asegura que
el sector sigue funcionando bien aunque en los meses de
verano suelen ser más relajados, empezando a subir
nuevamente las operaciones para los meses de octubre,
noviembre y diciembre. En este sentido, Martínez reconocía
que además de la calidad del servicio prestado por los
prácticos, también es importante la existencia de una gran
variedad de servicios y la competitividad de precios para
lograr atraer hasta el puerto de Ceuta el mayor número de
buques posible.
Para finalizar la entrevista antes de subir a la embarcación
y vivir de cerca el trabajo de estos prácticos, sorprendió
saber que por ley pueden desempeñar esta labor hasta los 70
años, aunque el estado físico es crucial para ello.
Finalmente, si interesante fue la conversación mantenida con
Emilio Martínez, no menos interesante y fascinante fue la
salida realizada a bordo de una de las embarcaciones para
ver trabajar de cerca a los prácticos ceutíes.
Hasta la punta del dique de poniente, donde se encuentra una
de las estatuas de Hércules, hay que dirigirse para llegar a
la caseta de los prácticos. Desde allí, Emilio Martínez y
Enrique Somoza nos invitaban a subirnos a una de las
embarcaciones, la cual era tripulada por el patrón José
María Velázquez. Ataviados con el chaleco salvavidas, ya que
la seguridad es primordial, zarpamos en busca del Baleària
‘Poeta López Anglada’. Nada más salir de la bocana, pese al
magnífico día reinante, el oleaje de poniente comenzó a
golpear la embarcación con fuerza e incluso, en ocasiones, a
cubrirla levemente con las miles de gotas saladas que se
desprendían con fuerza una vez chocaba la ola con el casco.
A medida que avanzábamos con firmeza hacia el buque de
Baleària este se hacía cada vez más grande, hasta el punto
de hacerte sentir como una cáscara de nuez.
Velázquez, el patrón de la embarcación, la situó pegada al
costado del ferry para que Somoza, con una agilidad y
destreza que más de uno la quisiéramos, se encaramaba a la
escala, en pleno movimiento, para subir en vertical cerca de
diez metros y así acceder al interior del barco y, una vez
en el puente de mando, indicar al capitán las maniobras a
realizar para llegar al atraque número 4 del Puerto de
Ceuta. Mientras, la embarcación de los prácticos acompaña al
ferry en su entrada para posteriormente volver a recoger a
Somoza.
Una vez finalizadas las maniobras y con el práctico de
regreso a la embarcación, no daba tiempo regresar a tierra
ya que un mercante ruso solicitaba la presencia de los
prácticos para poder entrar al Puerto de Ceuta a repostar.
Eso nos llevó a salir de nuevo por la bocana y a volver a
sentir la fuerza de un mar en calma para admirar más a estos
hombres al imaginarlos desempeñando su labor en pleno
temporal de levante, con lluvia y viento, y en la oscuridad
de la noche. La llamada del buque ruso hizo que la
embarcación de los prácticos se adentrara en el estrecho, a
algo más de una milla del puerto, para repetir la operación.
Nuevamente fue Somoza quien se subió al buque y el encargado
de llevarlo hasta buen puerto, pero esta vez realizó una
maniobra realmente espectacular ya que una vez en el
interior del puerto, como si de un Seat Mini o Seiscientos
se tratara, logró virar el larguísimo barco para
posteriormente atracar de popa en el dique de levante para
su repostaje.
Con total naturalidad, ambos prácticos indicaban “eso es
todo lo que hacemos”, pero ciertamente se trata de una
experiencia inolvidable, ya que es un trabajo que conlleva
una alta carga de responsabilidad así como de peligrosidad
que provoca la admiración de todo aquel que como EL PUEBLO
puede vivirlo de cerca.
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