Así es como yo tildaría el de
Pedrerol, en su programa de ayer jueves, a las tres de la
tarde, en la 6ª, cuando se refería a Di María y sus devaneos
para marcharse del Madrid.
No es muy frecuente, y por eso lo resalto, que en la prensa
de hoy, y más concretamente en la de Madrid, se diga lo que
se piensa y lo que se ve sobre determinadas figuras o
figuritas del mundo del balón. Y esta poca frecuencia a
descubrir lo que son muchos de estos “niños”, bien pagados y
mal criados, se debe a que cuando los medios de comunicación
son tantos y las noticias limitadas, más de uno de esos
“periodistas” para justificarse, ante sí mismos y ante sus
empresas, tienen que pasar por las alabanzas a cualquiera, y
si son de los que sobresalen mejor aún, para así, de vez en
cuando, recibir un “soplo” y tener algo de lo que muchos
llaman “primicia”.
El editorial de Pedrerol marcaba, claramente, el proceso que
se viene siguiendo con eso de Di María sí o Di María no,
tras haber hecho, todo hay que decirlo, una muy buena
temporada, pero tras haber firmado, tiempo atrás, un
contrato que lo liga por un tiempo determinado al Madrid o,
si se quiere ir, abonar la correspondiente cláusula.
El Madrid aquí debe y tiene que ser inflexible, aunque
incluso había cedido ya antes con un ofrecimiento de aumento
de sueldo, que el jugador no admite, porque quiere más.
Todos queremos más, decía una canción allá por los años 50
del pasado siglo, pero lo que olvida el argentino es que los
contratos se firman para cumplirlos y él, que cuando llegó
al Madrid era un total desconocido y tuvo etapas en las que
no dio una a derechas, parece que está olvidando todo lo que
el Madrid le ha dado, dinero y prestigio.
Ahora, pues, a esperar tocan y si se cierra el plazo y nadie
da lo que debe dar por su fichaje, se tendrá que esperar a
mejor momento, o seguir aquí, jugando cuando el entrenador
lo crea conveniente.
En algún momento, ya en esta misma columna, hemos dicho que
“la gallina de los huevos de oro” puede empezar a bajar, y
no en el Madrid, en el Barça, en el Bayern o en el Chelsee,
pero sí en esos otros de medio pelo, que quieren jugar a
grandes y que sólo se pueden quedar a medio camino. Cuando
eso se agudice un poco más, las grandes figuras tendrán
sitio y dinero, pero los otros, los que son buenos pero no
súper figuras, como es el caso de Di María, se las tendrán
que ver con “cuatro raja mantas” de esos que ofrecen “tanto”
pero luego pagan “cuanto” o nada, y a todo esto están
colaborando mucho esa serie de representantes que ofrecen a
sus clientes todo, logran la mitad y para ellos volver a
cobrar sus % los siguen ofreciendo a medio mundo.
Hoy por hoy, a Di María, según dicen, lo quieren todos los
equipos buenos de Europa, pero eso no pasa de ser “fuegos
artificiales” ya que, hasta ahora, no ha llegado nadie con
los billetes para llevarlo a su club.
Si llega uno de esos, bien venido sea, puesto que con o sin
Di María el Madrid ha sido, es y será grande, mientras que
el propio jugador ha empezado a ser grande con el Madrid
puesto que antes, lo tengo que repetir, era un gran
desconocido.
Faltan diez días para que se cierre el mercado, las puertas
en el Madrid las tiene abiertas para salir, una vez que se
haya lo que corresponde y pide el Madrid. Al final, tengo
que terminar como empecé, un buen editorial el de Pedrerol
en la 6ª.
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