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OPINIÓN - MARTES, 19 DE AGOSTO DE 2014

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Con la llegada de la democracia a España aparecieron, como nacen los pollos de granjas, ONG y Asociaciones en defensa de no se cuantas cosas, algunas de ellas de difícil comprender, pero todas ellas se alimentan de la subvenciones que da papá Estado.

Seguro que sin esas subvenciones no existirían tantas ONG ni Asociaciones para decirnos que es lo que hay que hacer con el dinero de todos los españoles. Es muy bonito y queda como muy mono hacer caridad con el dinero de todos, sin poner nada de sus bolsillos y, además, criticando al Estado que es el que otorga esas subvenciones.

Como todo hay que decirlo, existen ONG que, sin duda alguna, merecen esas subvenciones por la labor que desarrollan, como Caritas que da de comer a millones de españoles o Médicos sin Fronteras, por poner un ejemplo claro y que todos entendemos, mientras seguimos sin entender otras subvenciones que se están dando sin motivo alguno. Pues aquel que quiera hacer caridad, que no sea con el dinero de todos los españoles, sino de sus propios bolsillos.

Bien está que se subvenciones los llamados Comedores Sociales, porque con toda justicia lo merecen. Unos Comedores Sociales que no son, nada más ni nada menos, que lo que era Auxilio Social en su tiempo. Total que estamos volviendo atrás, alejándonos del siglo XXI.

Y ya que se está poniendo de moda la vuelta a los oficios del ayer, o sea a los oficios artesanales, por qué no volvemos a las Universidades Laborales de donde salieron, por mucho que algunos las critiquen albañiles, electricistas, panaderos o fontaneros, altamente cualificados.

Con la creación de las Universidades Laborales, además de salir personal altamente cualificado en cualquiera de sus ramas de estudio, se crearían puestos de trabajo pues se necesitarían profesores, además de personal para los comedores y el cuidado de las habitaciones de los alumnos, entre otros.

Al finalizar sus estudios, de los que los alumnos saldrían altamente cualificados, como sucedió cuando estas Universidades existían, la mayoría de ellos, en un porcentaje elevado encontrarían un buen opuesto de trabajo y, además, bien pagado.

Eso sería una buena subvención, quitando otras que no valen para nada y que no dan fruto alguno, sino más bien quebraderos de cabeza, sin aportar a la sociedad nada de nada.

Sabido es, que las subvenciones son el caldo de cultivo de la corrupción, precisamente porque no existe un control de las mismas exigiendo, a todos los que se les dan esas subvenciones, unas cuentas cada año de dónde ha invertido ese dinero salido del bolsillo de todos los españoles.

Las subvenciones más los ponedores del ”cazo”,que como las meigas haberlos haylos, y los “trincones”, han llevado a España a la enorme corrupción que estamos soportando.

Así que, fuera todas las subvenciones, incluidas las de los partidos políticos, y el que sea afiliado o simpatizante que pague de su bolsillo. ¿O no?
 

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