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OPINIÓN - VIERNES, 15 DE AGOSTO DE 2014

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Las programaciones del verano
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Naturalmente, aquellos que tienen que trabajar, en estos meses, y cuantos desearían poder hacerlo, no suelen ser los más avezados en algunas profesiones, y si nos quedamos con los medios de comunicación, especialmente radio y televisión, una buena parte de las programaciones las sacan adelante los “segundos espadas” o los becarios, con lo que, en multitud de ocasiones nos encontramos con programas que del otoño al principio del siguiente verano son buenos, en tanto que los meses de julio y agosto, en el caso de que sigan, esos mismos programas “aburren a las ovejas”. Las cosas son así y no hay por qué representarlos de otra manera.

Es cierto que cuando uno se va de vacaciones, el que puede irse, no se dedica, especialmente, a ver la televisión o a oír la radio, pero como los días sin obligaciones dan mucho de sí, quien más, quien menos, en algún momento, trata de ver “lo que pongan” en un canal televisivo o de oír al “nuevo” que presenta el programa de la tarde en una emisora de radio.

Las conclusiones más saludables a las que uno puede llegar, tras pasar por alguna de esas circunstancias es que, en los asuntos del “golfeo” el verano no da vacaciones a los “golfos”, eso sigue igual en una estación y en otra, en los asuntos bélicos, la compra y la venta de armas, así como su utilización, no tienen vacaciones, tampoco, y luego ya, en todo lo demás, en lo que trata de entretener, en vez de entretenimiento aporta aburrimiento.

Los que, aparte de otros asuntos, tenemos por costumbre tratar de ver o de oír aquello que nos depara el deporte, desde que terminó el Mundial, que para España fue una terminación madrugadora, se fueron apagando los debates, las informaciones y las opiniones de la última hora y menos mal a que, con la liga madrugadora algunos para hacer su pretemporada, el próximo lunes ya comenzará más de uno de esos programas futboleros, aunque sean en cadenas de esas que casi nadie las ve, salvo quienes hemos tenido la curiosidad de recorrer todo el dial de la radio o de la televisión.

Así pues, la súper copa de España, que tiene su primer choque el martes a eso que, en mi tierra, decían de “entre gallos y medias noches” ( el partido será a las once de la noche), ya habrá anticipo, intento de dar alineaciones en primicia, intento de hacer valer, por encima de todo, los valores del Cholo, por ejemplo, y todo lo que cada uno aporte, por información o por invención, que de todo hay, especialmente, en las fechas en las que la información escasea, como ocurre en estas semanas.

Y el comienzo de esas nuevas programaciones, a los que estamos aún con vacaciones, ya nos van anunciando que otro verano está dando paso a que cada uno vuelva a su “ cortijo” y que si en el fútbol, pongamos por caso, se vuelve al tajo, en las demás ocupaciones ocurre otro tanto de lo mismo, que no está nada mal.

Y ya, a estas horas, tras mi titular de hoy y parte del desarrollo del mismo, más de uno, de los que aspiran a ser alguien en los medios de comunicación, se habrá acordado de mi padre o de mi madre, especialmente los enchufadetes incluso a cargos directivos, al no darles la confianza que ellos creen merecer. Y merecer confianza la merecen todos, lo que ocurre es que tras esa confianza habrá que hacerlo bien y últimamente no hay muchas figuras que sean claros “reemplazadores” de José María García, de Luis del Olmo, de Manuel Martín Ferrand u otros que hace veinte años formaban, informaban y entretenían. Los tiempos, es cierto, cambian, pero la calidad se exige siempre y los jóvenes la merecen y la necesitan más.
 

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