Naturalmente, aquellos que tienen
que trabajar, en estos meses, y cuantos desearían poder
hacerlo, no suelen ser los más avezados en algunas
profesiones, y si nos quedamos con los medios de
comunicación, especialmente radio y televisión, una buena
parte de las programaciones las sacan adelante los “segundos
espadas” o los becarios, con lo que, en multitud de
ocasiones nos encontramos con programas que del otoño al
principio del siguiente verano son buenos, en tanto que los
meses de julio y agosto, en el caso de que sigan, esos
mismos programas “aburren a las ovejas”. Las cosas son así y
no hay por qué representarlos de otra manera.
Es cierto que cuando uno se va de vacaciones, el que puede
irse, no se dedica, especialmente, a ver la televisión o a
oír la radio, pero como los días sin obligaciones dan mucho
de sí, quien más, quien menos, en algún momento, trata de
ver “lo que pongan” en un canal televisivo o de oír al
“nuevo” que presenta el programa de la tarde en una emisora
de radio.
Las conclusiones más saludables a las que uno puede llegar,
tras pasar por alguna de esas circunstancias es que, en los
asuntos del “golfeo” el verano no da vacaciones a los
“golfos”, eso sigue igual en una estación y en otra, en los
asuntos bélicos, la compra y la venta de armas, así como su
utilización, no tienen vacaciones, tampoco, y luego ya, en
todo lo demás, en lo que trata de entretener, en vez de
entretenimiento aporta aburrimiento.
Los que, aparte de otros asuntos, tenemos por costumbre
tratar de ver o de oír aquello que nos depara el deporte,
desde que terminó el Mundial, que para España fue una
terminación madrugadora, se fueron apagando los debates, las
informaciones y las opiniones de la última hora y menos mal
a que, con la liga madrugadora algunos para hacer su
pretemporada, el próximo lunes ya comenzará más de uno de
esos programas futboleros, aunque sean en cadenas de esas
que casi nadie las ve, salvo quienes hemos tenido la
curiosidad de recorrer todo el dial de la radio o de la
televisión.
Así pues, la súper copa de España, que tiene su primer
choque el martes a eso que, en mi tierra, decían de “entre
gallos y medias noches” ( el partido será a las once de la
noche), ya habrá anticipo, intento de dar alineaciones en
primicia, intento de hacer valer, por encima de todo, los
valores del Cholo, por ejemplo, y todo lo que cada uno
aporte, por información o por invención, que de todo hay,
especialmente, en las fechas en las que la información
escasea, como ocurre en estas semanas.
Y el comienzo de esas nuevas programaciones, a los que
estamos aún con vacaciones, ya nos van anunciando que otro
verano está dando paso a que cada uno vuelva a su “ cortijo”
y que si en el fútbol, pongamos por caso, se vuelve al tajo,
en las demás ocupaciones ocurre otro tanto de lo mismo, que
no está nada mal.
Y ya, a estas horas, tras mi titular de hoy y parte del
desarrollo del mismo, más de uno, de los que aspiran a ser
alguien en los medios de comunicación, se habrá acordado de
mi padre o de mi madre, especialmente los enchufadetes
incluso a cargos directivos, al no darles la confianza que
ellos creen merecer. Y merecer confianza la merecen todos,
lo que ocurre es que tras esa confianza habrá que hacerlo
bien y últimamente no hay muchas figuras que sean claros
“reemplazadores” de José María García, de Luis del Olmo, de
Manuel Martín Ferrand u otros que hace veinte años formaban,
informaban y entretenían. Los tiempos, es cierto, cambian,
pero la calidad se exige siempre y los jóvenes la merecen y
la necesitan más.
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