El pasado 14 de julio, los medios locales se hacían eco de
los incidentes ocurridos en la frontera con Marruecos, de
los cuales fui, sin desearlo, testigo. Los profesionales de
este medio se interesaron por mi caso y dieron voz a mi
historia. Mi intención, como la de otros tantos ceutíes, era
la de llegar a Ceuta temprano desde Marruecos, pero, como ya
saben, el falso rumor de que una porteadora había muerto,
añadido al ambiente que instigaban algunos sujetos que se
encontraban en el lado marroquí de la frontera, desencadenó
en una serie de acontecimientos que viví en primera persona,
entre otros, como el apedreamiento indiscriminado de mi
vehículo particular, insultos, hostigamiento, intento de
robo y trato vejatorio por un grupo indeterminado de
personas, de las cuales pude zafarme gracias a la ayuda de
dos jóvenes marroquíes y de una señora. La mañana se tornó
negra por culpa de la escaramuza que se saldó con una
treintena de agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado
heridos. He necesitado tiempo para asimilar lo que me
sucedió, puesto que me vi en una situación de la que no creí
salir con vida. Después de lo ocurrido, quisiera agradecer
tanto al Delegado del Gobierno como a su Equipo de Asesores
y Técnicos el interés que han mostrado hacia mi persona, una
ciudadana más de Ceuta.
Me gustaría dejar patente su apoyo moral a través de las
llamadas telefónicas recibidas y a las gestiones que el
Señor Delegado ha realizado personalmente para resolver
satisfactoriamente mi situación. Aprovecho la ocasión para
agradecer, también, la encomiable labor que realizan todos
los profesionales de las Fuerzas de Seguridad del Estado a
diario en el desempeño de sus funciones.
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