La presencia masiva de
embarcaciones cargadas de inmigrantes en aguas del estrecho
está provocando que los servicios de vigilancia hayan
extremado su actuación. En tan sólo 24 horas, la cifra de
inmigrantes interceptados alcanza casi las mil personas,
siendo esta la cifra más alta de los últimos cuatro años.
Pese a esta masiva afluencia de inmigrantes intentando
llegar al otro lado del estrecho, las costas ceutíes están
siendo respetadas, algo que no sucede en Melilla que ayer
volvió a verse sorprendida por una avalancha que finalizó
con la entrada de cerca de medio centenar de subsaharianos.
Las fuertes medidas de seguridad que se están llevando a
cabo desde el pasado mes de febrero en el paso fronterizo
del Tarajal parece que ha llevado a los inmigrantes a evitar
entrar por Ceuta y partir directamente hacia la península en
embarcaciones que prácticamente son “ataudes flotantes”,
jugándose así la vida en busca de un futuro mejor. Pero esta
masiva llegada de inmigrantes a aguas del estrecho también
tiene otra lectura y es que todo ello podría demostrar que
cuando Marruecos realiza un correcto control de todo este
flujo migratorio todas estas lamentables situaciones no se
producen, pero que cuando prefiere relajar este control es
capaz de ahogar a las autoridades españolas, las cuales se
están viendo desbordadas, pese al refuerzo de personal, a la
hora de atender a los cientos de inmigrantes que buscan
desesperadamente las costas peninsulares. Igualmente, se
demuestra cierta falta de escrúpulos ya que se juega con la
desesperación de unas personas que en su mayoría han salido
huyendo de sus países de origen debido a guerras civiles u
otros graves problemas en busca de un futuro.
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