El portavoz del Gobierno de la
Ciudad, Emilio Carreira, pudo destapar ayer la caja de los
truenos al insinuar, tal y como así lo hiciera hace unos
meses la actualmente diputada no adscrita de la Asambla,
Fatima Hamed, que los dirigentes de la coalición caballas
utilizan la política para fines personales, tras asegurar
que precisamente sería Caballas y no el PP quien tuviera una
“red clientelar” y que todos estos ataques que se vienen
produciendo desde la coalición se debería a que el Gobierno
se niega a ser cómplice de la misma y a financiar con dinero
público estos fines. Cierto es que ambos partidos se han
acusado de esta supuesta ‘red clientelar’ y muchas las dudas
de que la misma no exista ya que desde tiempo inmemorial han
ido surgiendo nombres y puestos que han logrado escandalizar
a la sociedad y que podrían mostrar ese supuesto
“enchufismo” que posteriormente diera como fruto más apoyos
electorales de cara a los comicios futuros. El de ayer
podría también considerarse como un episodio más dentro de
las “peleas matrimoniales” a las que se podría decir tienen
acostumbrados a la sociedad PP y Caballas y que no es más de
otra estrategia política más de simulaciones de lo conocido
como ‘poli bueno o poli malo’ con las que intentan convencer
a la ciudadanía de lo bien que cada uno hace su papel, el PP
desde el poder y Caballas desde la oposición, pero
finalmente con cierta connivencia entre unos y otros para
poco a poco comerse todo el pastel y no dejar miga alguna. Y
es que todo esto es mucho más sencillo, ya que si ambos
partidos están convencidos de las redes clientelares de cada
uno, los juzgados están para hacer justicia y para denunciar
hechos ilegales, y si no se acude a los juzgados puede ser
porque quizás no existan esos enchufismos o porque ambas
partes tuviesen mucho que callar.
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