Los sirios cumplieron ayer tres meses desde que se asentaron
en la Plaza de los Reyes, en frente de la Delegación de
Gobierno en señal de protesta para poder salir a la
península y acelerar su proceso.
“No hemos huido de una guerra para acabar en una cárcel”,
estas son las palabras que aparecen en el cartel que preside
la asentación ilegal de dicha calle.
Más de 50 inmigrantes del país asiático en conflicto, desde
ancianas con 84 años hasta una bebé de pocos meses
permanecen acampados desde el pasado mes de mayo en la
plaza, exigiendo poder cruzar ya el Estrecho de Gibraltar y
aseguran que prefieren regresar a su país que seguir
“atrapados en Ceuta”.
El Gobierno de la Nación, a través del Ministerio del
Interior, ha permitido la salida de la ciudad de este 2014
de un total de 92 inmigrantes sirios en lo que se lleva de
año, todos ellos por razones estrictamente humanitarias ya
que ninguno de ellos había demandado oficialmente el asilo
político.
Varios sirios que están asentados han relatado a EL PUEBLO
las pésimas condiciones en las que viven. Por ejemplo,
“cuando los hombres se tienen que duchar, van a la playa
porque no hay un lugar donde ir y las mujeres se van con
otras señoras”, relata una de las sirias asentadas, “para
poder lavar la ropa utilizan barreños y frotan con las manos
para poder limpiarlos”. Otra es para ir al baño, para hacer
sus necesidades, tienen que bajar hasta los aseos que están
situados en el parking de la misma Plaza de los Reyes.
“Hay dos mujeres que tienen niños pequeños y no recibimos
las ayudas necesarias, pobrecitos están en la calle”,
lamenta una de las refugiadas. “Hay muchos problemas aquí”,
suma uno de los hombres.
Otras de las quejas que tienen es la falta de ayuda por
parte de ACNUR, “por aquí han pasado tres veces y no nos
ayudan, aquí hay niños pequeños y gente enferma, como una
mujer que padece del corazón, que la llevamos al hospital y
no le hicieron caso”, relata una de las refugiadas a EL
PUEBLO.
Actualmente se encuentran acampadas 12 familias y tres
chicos que están solos- haciendo el cómputo total de 53
personas-, y tuvieron que pasar la frontera de Marruecos.
Cuando pasaron al país estuvieron acogidos en el CETI, pero
“se vive muy apelotonado, son habitaciones muy pequeñas para
muchas personas y nos mezclan”, dice.
El único objetivo que tienen estos refugiados es cruzar al
Estrecho para poder llegar a la capital, por lo que ahora
mismo es indefinido el tiempo que van a seguir allí
asentados, “hasta reclamar la atención de las autoridades”,
apuntan.
Los sirios asentados en el centro de la ciudad también
lamentan que “hablan con mucha gente y después no ven nada
de ayuda.”
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