En 1989 Isaac Spencer fue testigo de la primera guerra civil
en su país natal, Liberia, un humilde país de la costa oeste
de África, comprendido entre Sierra Leona, al norte, y Costa
de Marfil, al sur. El conflicto bélico y unas condiciones de
pobreza absoluta llevaron a gran parte de la población a
huir de sus hogares y dejar toda una vida a sus espaldas.
Corría el año 1990 cuando la ciudad de Ceuta conoció a Isaac
Spencer Smith, trabajador y padre de tres hijas que escapó
de las garras de una virulenta guerra civil que causó la
muerte de más de 150.000 habitantes y provocó el exilio de
un millón de refugiados. Isaac ha conocido las penurias de
la guerra, donde el golpista Zoe Damboe se hizo con el poder
a base de muertes y el uso de niños guerrilleros que
disparaban según ordenes de altos mandos. Isaac tenia 20
cuando decidió emprender un aventura sin marcha atrás,
acompañado por una “botella de agua y algo para comer” “Me
escondí entre los motores de un barco junto a otros
compañeros sin saber el destino” reflejaba Isaac sobre el
duro momento que supuso dejar todo.
“Durante cinco días estuve como polizón en el barco
alimentándome de la hospitalidad mal entendida de los
marineros, y es que, tuvo que pagar una pequeña cantidad
para poder subsistir.
Cuando llegó a Ceuta, Isaac, no sabía de que ciudad se
trataba ni a que país pertenecía, hasta que pudo ver la
bandera española, desde ese momento comprendió que se
trataba de Europa.
En la fecha que llegó a España el Centro de Estancia
Temporal de Inmigrantes (CETI) aún no se había inaugurado,
por lo que tuvo que ser asistido por la caridad de los
ciudadanos ceutíes. Anduvo unos días por la ciudad con un
papel de refugiado político hasta que pudo presentarse en la
comisaría y solicitar el asilo. Fue recogido por los
Franciscanos de la Cruz Blanca que le enseñaron el idioma y
las herramientas básicas para poder vivir, pero, “mi idea
era la de saltar a la península y proseguir mi viaje por
Europa”
Su llegada a Ceuta estuvo marcada por la dificultad que
significaba el comienzo, marcada por el recuerdo a Liberia.
“Siempre recordaré a mi familia, padres y hermanos”, “mi
padre no supo nada de mi hasta pasados cinco años cuando
decidí llamarlo desde Ceuta”. Y es que, su padre no estaba
de acuerdo en la decisión que tomo Isaac de marcharse del
país ya que pertenecía al partido del Golpista Zoe Damboe.
Antes de que estallara la guerra civil Isaac asistía al
instituto para poder terminar sus estudios y alcanzar la
meta de realizar una carrera, pero su sueño fue truncado.
“Me quedaban dos asignaturas, para poder ingresar en la
Universidad y poder licenciarme en Medicina”.
Los siguientes años de Isaac en Ceuta estuvieron marcados
por la búsqueda de un trabajo. Gracias a algunos
conocimientos de francés e ingles, pudo adaptarse a la
ciudad y encontrarlo, primero como estibador del puerto y, a
los pocos meses, firmó su primer contrato de trabajo en una
agencia de transportes.
A los doce años de estar en Ceuta, renunció a la condición
de refugiado político y solicitó la nacionalidad española,
durante ese tiempo estuvo especializado en la construcción
“tengo cotizados 15 años de vida laboral”
Con la vida encaminada conoció a su mujer de la que afirma
que es una de las mejores cosas que le ha pasado. La vida le
ha tratado bien a este humilde trabajador desde que reside
en Ceuta, abriéndose camino dentro de la sociedad y del
dificil momento que pasa el país.
Hoy en día y debido a la crisis económica que viene
arrastrando el país Isaac se encuentra en paro “estoy
cobrando una ayuda de 400 euros, de los que hay que hacer
frente a los gastos de luz, agua e hipoteca”, explica
Isaac.Cuando llega la navidad el ayuntamiento le llama para
que haga de Rey Mago en las cabalgatas, repartiendo
caramelos y visitando a niños.
Isaac no pierde la sonrisa mientras relata a ElPUEBLO su
paso por la vida y su huida de su antiguo país, así como
todas las vivencias de las que fue testigo durante 25 años
en España y por que un día decidió partir de su antigua
Liberia, dejando atrás familiares y amigos para empezar una
nueva vida como refugiado político y posteriormente como
español.
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“Nuestra única meta es llegar a Europa, no nos importa las
heridas en la piel”
La llegada de inmigrantes a Ceuta
se incrementó en un 208% entre enero y abril de 2014, unos
datos significativos que también repercuten en Europa donde
se ha triplicado la llegada de inmigrantes. Más de 2.000
inmigrantes cruzaron las fronteras exponiéndose a las
situaciones extremas que conlleva pasar la aduana,” “tenemos
una sola meta, pasar la frontera y llegar a la peninsula”.Para
Isaac el trato que reciben los inmigrantes que intenta
llegar a tierras ceuties es “criminal y discriminatorio”. El
salto de tantos inmigrantes intentando huir del infierno que
azota a sus países para buscar una oportunidad en el
continente europeo seguirá siendo una constante activa y un
reto para los distintos gobiernos involucrados.
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