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OPINIÓN - DOMINGO, 27 DE JULIO DE 2014

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

De los pícaros a los sinvergüenzas
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Es la marcha que va teniendo nuestro país, desde tiempos remotos. Y es que, a lo largo de la historia, no nos encontramos con un período de tiempo en el que se nos vea como gentes serias y sencillas, honrados y dedicados a cuidar de lo nuestro, sin “echar mano” de lo ajeno.

Ya es curioso que el pícaro más famoso que se nos presenta en El Lazarillo de Tormes, nos aparezca, simplemente, como un niño que tiene que hacer travesuras para poder subsistir, para poder escapar del hambre y los castigos de quienes aparecían como sus protectores.

¿Es este el comienzo de nuestra razón de ser?. Si lo es, será para encubrir a otros que más que ser honrados, en su escala, eran truhanes y aprovechados de los desheredados. Lázaro era un desheredado y, a lo sumo, un simple niño atrevido que no se somete fielmente a la dureza de su tiempo. Lázaro, para nada, tendría que ser condenado.

Un paso más largo y ya acercándose a lo que podemos vivir hoy lo encontramos en el Guzmán de Alfarache, donde todo un mocetón, casi un hombre ya, que debe saber lo que hace, ya entra en terrenos pedregosos y se aprovecha de lo que a él le pertenece, pero a otros pertenece más, mucho más. Aquí tenemos ya un tipo, un antecedente de lo que vamos a encontrar, al correr el tiempo, en los finales del siglo XX y en el comienzo del XXI.

Y es que ya no encuentra uno el final de lo que es “jugar” con lo de los demás, con la particularidad de que mientras en los pícaros teníamos a gente desheredada, en nuestra época aparecen más que como pícaros, salteadores, personas que debieran cuidar y proteger lo de los demás.

Uno, en estos momentos, se pierde con las andanzas de los Bárcenas, Urdangarín Roldán y una serie de políticos o gentes cercanas a la política y a ciertos sindicatos que han hecho de su capa un sayo y se han enriquecido a costa de los demás. Auténticos sinvergüenzas, que se llevaron todo lo que caía en sus manos y no devolvieron un euro.

La penúltima de las golfadas, porque cualquier día puede aparecer otra más, nos la encontramos con el ex presidente de la Geralidad de Cataluña, Jordi Pujol, que “muy arrepentido” de sus actuaciones, sale ahora a la palestra, reconociendo que su familia posee cuentas en paraísos fiscales y pide “perdón” por ello.

Muy bien, eso del perdón, pero “las perras” ¿Cuándo van a volver a España?.

Y no me extraña nada eso de Pujol, porque tantos años en el poder, como si fuera un virrey más, le proporcionaba todo a su mano para hacer “mangas y capirotes”, aunque ahora, llevado por su hipocresía detestable, argumente que durante los últimos 30 años “no ha encontrado el momento” para regularizar la situación.

Es una desvergüenza que no sé por donde la pueden abordar las leyes de nuestro país, especialmente cuando el ex presidente catalán se declara único responsable y se pone “a disposición de las autoridades tributarias y judiciales”.

Y ya es lamentable que la democracia que vivimos hoy haya tenido, durante décadas, a este hombre como uno de los baluartes de esta democracia. Y no es extraño, porque él supo vender una imagen de sí mismo que era mera ficción, por cuanto los apoyos constantes y continuos a los diversos gobiernos se han ido saldando siempre con contrapartidas que, en parte, irían a Cataluña y a alguna otra parte ..., ahí queda ese perdón que pide Pujol, y cada uno puede colocarlo junto a los pícaros o junto a los ... que quieran.
 

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