El sector hostelero se encuentra
molesto, inquieto, desconfiado de los compromisos de la
Administración local y cansado de esperar, porque tras siete
meses de demora aún no se ha modificado la Ordenanza de
terrazas. Temen perder el verano, período propicio para su
actividad comercial, sin respuesta del Gobierno de la
Ciudad. Esta actitud pasiva provoca inquietud en los
empresarios y la demora en regularizar su situación sobre la
que ya había acuerdo, les lleva a la desconfianza y a la
indignación contra los políticos. Anuncian movilizaciones si
continúa esta situación, máxime cuando consideran que debió
aprobarse en el mismo paquete la tasa de ocupación de
carácter recaudatorio y la modificación de la ordenanza que
les beneficiaba.
El “limbo” legal en el que se encuentran, las sanciones
originadas por carecer de licencia cuando ésta se ha
solicitado y la tramitación no corresponde al empresariado
sino al Ayuntamiento, así como las sanciones por un horario
que consideran no actualizado conforme al acuerdo mantenido
con Fomento, conlleva a este sector a una situación tan
incoherente que, de no solucionarse este conflicto a tiempo,
pudiera darse el caso que la Policía Local les obligara a
cerrar sus establecimientos mientras la Feria continúa
funcionando de madrugada en un horario más amplio que el
suyo.
Estas disfunciones, incoherentes en su fondo y en su forma,
son las que no terminan de convencer a los hosteleros, que
se sienten coartados en el desarrollo de su actividad
comercial, acuciados también por el mapa del ruido.
Entienden que sólo se les ponen trabas, cortapisas que les
condicionan en exceso, por lo que se sienten desprotegidos
y, comprueban que los hechos no coinciden con la realidad
consensuada.
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