La intervención que ha
protagonizado un ATS salvando una vida, pese a encontrarse
fuera de servicio, es ejemplar y una demostración práctica
de la profesionalidad y el elevado sentido de la
responsabilidad de quien ha puesto sus conocimientos al
servicio de una situación de emergencia, como ha sido el
caso de Víctor Rios del Yerro, quien tuvo el arrojo, la
decisión y el acierto de estabilizar a un enfermo, para
permitir que su traslado al hospital en ambulancia, hiciera
posible que se le aplicara el tratamiento adecuado que le
salvara la vida.
Una conducta de esta naturaleza, bien merece, como se ha
solicitado desde la Policía local, no sólo el reconocimiento
público, sino un premio como distintivo de la ejemplar
manera de actuar. En una sociedad cada vez más
deshumanizada, ejemplos de esta naturaleza son un auténtico
bálsamo que nos hacen creer en el ser humano, en su
disposición de ayuda a los demás, de entrega y abnegación en
momentos críticos como éste, donde hay que demostrar
valores.
La vida de Rodríguez Zamora, la persona que sufrió un ictus
y sobrevivió, siempre estará unida a la conducta de Víctor
Rios del Yerro, con una intervención decisiva y un
comportamiento admirable, que bien merecen el reconocimiento
expreso como ejemplo a seguir. Si una vida no tiene precio,
imaginemos el valor de salvarla. Algo tan incalculable que
únicamente puede recompensarse con la admiración, el
reconocimiento, o resaltar públicamente la reputación que, a
partir de ahora, siempre acompañará al “salvador” Víctor
Rios del Yerro. Un ATS de relumbrón por su intervención de
emergencia, fuera de servicio y movido por el impulso que da
la profesionalidad de quien siente la vocación en momentos
tan difíciles como en los que se le requerió para
intervenir.
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