Los medios de comunicación nos advierten que Gibraltar ha
abierto diligencias a los rescatadores del bloque de
hormigón por “delincuencia internacional”.
La acusación es muy fácil de entender desde el punto de
vista de un gibraltareño, ya que parece ser que se refieren
a delincuencia por robo de uno de esos bloques de hormigón
que echaron en la Bahía de Algeciras, precisamente porque
consideran que son sus aguas territoriales y que en ellas
hacen y deshacen a su antojo. Pero claro, aquí es donde
surge el gran problema de la colonia británica en suelo
español, Gibraltar no tiene aguas territoriales, jamás las
tuvo porque no les fueron concedidas en el Tratado de Utrech
y nunca se les ha cedido ni una gota. Otra cosa es que se
las hayan “apropiado” y que nosotros los estemos “dejando
hacer”.
Aunque más sorprendente es encontrarnos actuaciones que en
ocasiones suenan a burla, como en este caso, ya que además
del proceso abierto por las autoridades de Gibraltar,
también la Guardia Civil está investigando este acto
(evidentemente siguiendo órdenes), que fue realizado como
reivindicación por parte de la Fundación Denaes. En resumen,
nosotros mismos nos tiramos piedras en nuestro propio tejado
dejando que nos quiten lo que es nuestro y si nos resistimos
nos investigamos. Ya solo faltaba que para ahorrar el
trabajo a los gibraltareños arrojáramos nosotros mismos los
bloques de hormigón en la Bahía, o mejor, vamos a firmar ya
la cesión de al menos 10 kilómetros de agua alrededor del
Peñón. ¡Total, puestos a bajarse los pantalones!
Tantos años soportando estas actuaciones del otro lado de la
verja, y un bipartidismo que jamás ha querido poner pie en
pared tan solo con el efecto de dejar clarito donde estamos
cada uno; de trazar meridianamente perfecta la línea de eso
es tuyo y esto es mío, y punto. Tantos años y tantas
afrentas sin responder que causan apatía y desidia en los
ciudadanos, que a pesar de ser dañados no se revelan porque
saben a ciencia cierta que no va a ocurrir nada, que como
mucho levantarán la mano para pedir la palabra y dirán
“protesto” con ademanes de inferioridad y después silencio.
Pero claro todo tiene su límite. La sociedad ha empezado a
despertar y quiere participar en la política, quiere dejar
de ser tratada como borregos aceptando decisiones que les
afecta. Los españoles no queremos seguir subyugados y
evidentemente surge la necesidad más básica del ser humano,
como es la defensa de sus derechos, y aquí es donde empieza
a complicarse el concepto. Y efectivamente hablamos de
defensa, de la acción de cuidar, resguardar o conservar
algo, de brindar protección de alguna forma. ¿Es delito
defender tu territorio, tu casa, tu puesto de trabajo, tu
familia? ¿Es delito sacar el bloque de hormigón que tu
vecino te ha puesto en el salón de tu casa? Pues visto lo
visto, sí. Es todo un delito internacional para los
gibraltareños, lo que deja fuera de todo la noción de
defensa propia. En definitiva, los españoles, no pueden
defenderse como repulsa de una agresión con el fin de
proteger su bienes jurídicos. Hay que dejar todo como lo
dejaron y si siguen echando bloques y bloques también
debemos estar callados porque sino nos investigaremos. ¡Todo
esto es un despropósito!
Las palabras de Ortega Lara ante estos hechos nos tienen que
hacer reflexionar. “Todas las preguntas de los guardias
civiles iban encaminadas a saber si el acto que hicieron lo
hacían por orden de alguien y a cambio de dinero. Pero
nosotros no nos escondimos ante nadie. Dimos nuestros
nombres, yo mismo firmé una denuncia ante el juez de San
Roque. Fue un acto reivindicativo para demostrar que si se
quiere se puede defender esas aguas y esa tierra española”.
* Coordinador provisional de Vox Ceuta
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