Es lo que digo casi siempre,
cuando hay alguna de estas huelgas, en nuestro país,
huelgas, es cierto, totalmente respaldadas por la propia
Constitución, pero que, a pesar de ello, no son menos
inoportunas y molestas.
Y digo esto sobre la que se avecina para el día 31 y el día
uno de agosto, como lo diría si se tratara de una huelga de
la docencia, campo en el que me desenvuelvo desde hace
muchos años.
Efectivamente, el final de julio y el comienzo de agosto se
nos obsequia con una huelga del AVE y de Adif, con lo que
quienes van a salir esos días de vacaciones, que son varios
millones de españoles, ya se las pueden ir “apañando” como
puedan, buscando otros medios de transporte. Una auténtica
“gamberrada”, que dirá más de uno de los que llevan varios
meses pensando en que ese día se van a ir de vacaciones y
ahora se encuentran con que ese día no podrán viajar, con lo
que perderán un par de días de esas vacaciones soñadas o se
tendrán que buscar otro medio para poder viajar.
Y aquí hay que entrar en dos términos, cuando hablamos de
este tipo de actuaciones, sobre si es legal esta huelga, que
lo es, o si es legítima, habiéndola podido hacer una semana
antes, que molestaría a menos personas, pero que la han
colocado cuando más daño hace.
Un favor más que nos aporta uno de esos sindicatos de clase,
que con todo derecho reclama algo importante para sí, pero
que se olvida de que con tal huelga está dañando los
intereses de otras muchas personas.
Desde siempre, me he mostrado “alérgico” a todo lo que huele
a sindicatos y muy especialmente si se trata de un sindicato
de clase, y es que desde estas instituciones, todos los
ciudadanos, de una forma o de otra, hemos sufrido, en alguna
ocasión, cualquiera de los desatinos que se les ocurren
plantear, en el momento más inoportuno.
Particularmente, ese día no sé si tendré que viajar o no,
desde luego en el caso de que viajara será en mi propio
vehículo, por tanto, a mí no me están fastidiando el viaje,
pero lo cierto y verdadero es que hay miles de personas que
por comodidad, porque no pueden viajar de otra forma, o
porque lo querían así, iban a viajar en AVE y ahora se
tendrán que organizar de otra forma, al haberles dejado casi
secuestrados estos huelguistas.
Una vez más, fechas claves, como en otros momentos la Semana
Santa, la Navidad o el mismo regreso de las vacaciones, los
españoles son atacados por el chantaje de unos cuantos, que
aun yendo a tono con la ley, no dejan de hacer algo que daña
a una mayoría.
La huelga, pues, está contemplada, es legal y me parece que
contra ella no se puede actuar, pero sí se podría modificar
y acotar ciertos aspectos, como éste, por ejemplo, con lo
que muchos españoles, entre los que me encuentro, pedimos
que haya una ley sobre la huelga que no la impida, pero que
atenúe la gran cantidad de daños que ésta puede aportar.
Y como no hay mal que por bien no venga, las compañías de
autobuses tienen, en esos días, la oportunidad de poder
hacer “su agosto”, por cuanto van a necesitar el doble o el
triple de servicios en autobús. Adiós, pues, al AVE, nos
iremos, por tanto, en el autobús.
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