Son muchas las poblaciones, marineras como Ceuta, en las que
los habitantes esperan que Nuestra Señora la Virgen del
Carmen bendiga los mares y así obtener su protección.
Ayer la coqueta barriada de La Almadraba volvió a
reecontrarse con Nuestra Señora, que hizo su aparición ante
sus fieles desde la capilla que lleva su nombre sobre las
ocho menos cuarto, siendo trasladada unos metros por una
cuadrilla de porteadores que con mucha elegancia en el paso
depositaron la parihuela en el altar instalado al efecto en
la playa. El coro rociero del Rocío la recibió con la
interpetración de unos preciosos cantes por sevillanas.
Antes, los integrantes de la banda de cornetas y tambores de
la hermandad de La Amargura le rindieron los honores,
interpretando el himno nacional a su salida.
Más de un millar de personas, entre las que se encontraban
el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, y la consejera de
Cultura, Mabel Deu, esperaban a la Señora en el lugar.
El padre José Manuel ofició la Santa Misa y en la homilía
tuvo un recuerdo especial para todos los vecinos, los
hombres del mar y de manera especial esas personas que
viniendo de tierras lejanas arriban a Ceuta con la única
intención de buscar una vida y un mundo mejor; los
inmigrantes.
A la conclusión del oficio religioso, los porteadores se
hicieron de nuevo con el palio para llevar a cabo el momento
más precioso y más esperado por todos. Nuestra Señora del
Carmen bajaba mecida a paso lento y se iba introduciendo en
el mar. Es una estampa de una belleza impresionante, ya que
la Virgen parece, al mirar desde lejos y arropada por
cientos de fieles, como si caminara por las aguas del mar,
ofreciendo a todos sus bendiciones.
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