Sangre, odio, guerra, racismo… En estas últimas dos semanas
hemos podido comprobar como un Estado, Israel, ha comenzado
su enésima ofensiva contra un pueblo indefenso y desarmado
violando cualquier legislación internacional y creando una
oleada de indignación por todo el mundo. Israel está
generando daños a la humanidad impagables que ningún país
del primer mundo se está atreviendo a condenar. La sociedad
está cansada de llantos de inocentes por doquier, es indigno
para el ser humano contemplar como las bombas caen sobre
hospitales, escuelas o viviendas de personas que defienden
su derecho de ser y vivir en una Palestina libre. De la
atrocidad de quien le importa la vida lo mismo que parece
que le importa a un país occidental, donde lo único
importante es los balances de cuentas que la rica e
influyente Israel podría generarle.
La tiranía no puede continuar. Somos más los que defendemos
el derecho de ser de las personas y los que alzamos la voz
contra todo aquel que atenta contra un/a inocente. Somos más
los que levantaríamos al que sufre y lucharíamos contra la
injusticia. Somos más los que exigimos un mundo diferente
del que crearon los intereses económicos, que están por
encima de la vida de una persona. Por ello, somos más los
que gritamos que Palestina debe y será libre del acoso
israelí y estamos seguros de que algún día, los genocidas
que oprimen hoy, mañana serán apresados y condenados por el
mal que están haciendo sufrir a millones de personas.
La democracia y la libertad son garantía de respeto y
tolerancia. Por ello, el que se sienta un demócrata debe
sentir la necesidad de acabar con el sufrimiento palestino.
Jóvenes Caballas salió a la calle ayer para reivindicar el
fin de la masacre, y hoy de nuevo, quiere manifestarse en
contra de la acción militar de Israel, de las Instituciones
Internacionales que miran impasibles ante el llanto
palestino y de todo aquel/a que cambie de canal en la
televisión sin importarle, sin indignarse, sin ofrecer un
mínimo sentimiento de rechazo, ante lo que es, una vez más,
un atentado contra la humanidad.
Por ello gritamos, ¡Palestina libre!
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