No cabe duda de que en el PSOE se
acaba de dar un cambio que para muchos puede ser tildado de
“histórico”, pero que ya veremos el peso que va a tener y la
solidez que presentará el recién elegido secretario general,
Pedro Sánchez.
Tres aspirantes había en la línea de salida, dos de los
cuales habían sonado, desde hace meses, y un tercero, Pérez
Tapias, que había aparecido, como salido de la estratosfera
y que poco ha aportado y muy pocos han creído que era de
confianza cara al futuro.
El 49% de los sufragios fueron para pedro Sánchez, Madina
obtuvo el 36% y Pérez Tapias se ha tenido que conformar con
el 15%.
Desde fuera, que es desde donde yo he seguido todo el
proceso, se veía venir el triunfo de Pedro Sánchez, porque
en el PSOE no parece que quisieran dar las riendas del
partido a aventureros que les pudieran llevar a un lugar más
bajo del que ahora ocupa este partido que ha gobernado y que
tiene todas las posibilidades de volver a gobernar, en
cuanto se presente la ocasión, que no será muy tarde.
Además, Pedro Sánchez parece que en todo momento contó con
un gran apoyo en Andalucía y eso ya es casi la tarjeta de
visita del triunfo.
En cuanto a Madina, ni dentro, ni tampoco fuera caía
excesivamente bien. Muy pocos veían con claridad lo que
podía haber por detrás de ese hombre misterioso al que pocos
sabrían situar en un lugar claro y fuera de sospechas.
Es cierto que Madina tuvo sus votos, en Ceuta fue el ganador
con 45,3%, frente al 32,4% que tuvo Sánchez y el 22,2% de
Pérez Tapias, unos porcentajes que en poco o en nada se
parecen a los logrados por los tres en otras provincias.
Hasta en esto Ceuta está alejada de la realidad.
Con esto y una vez que Pedro Sánchez sea ratificado, a
finales de mes, el día 27, por el congreso del PSOE, además
de designar a quienes le van a acompañar en la dirección, ya
se verá el nuevo rumbo del PSOE, y ya se verá si se escora
más a la izquierda o marca una línea de corte más europeo
con la Social Democracia.
Ahora mismo, es cierto, los barones, los que han pesado
mucho en el partido, todavía no han dicho nada y parece que
Rubalcaba era el único que quedaba “solo ante el peligro” en
este PSOE de nuestros días.
Será, a partir del próximo otoño, cuando el PSOE se decante
por la ruta a seguir, si es que se dirige hacia los terrenos
de IU, o si marca su propio terreno para no ser confundido
con principios y actuaciones de una izquierda rancia y sin
rumbo a ninguna parte, que significaría darle un cheque en
blanco, para muchos años, al PP. Y es que no debemos mirar
para otro lado, si el PSOE se dirige más a la izquierda
habrá dejado mucho más terreno en el centro que sería como
auténtico oro en polvo para este PP que tendría la primacía
durante muchos años más, por mal que lo siguiera haciendo.
Ahora ya, y durante casi dos semanas, tenemos al PSOE casi
vacío de contenidos, como un barco que no se mueve, que no
manda ningún tipo de señal y que lo más importante es que, a
partir de ahora, vuelva a ser el partido fuerte que se
necesita y no “la casa de tócame Roque” que era lo que
parecía desde hace ya muchas semanas.
Rubalcaba, para los más seguidores suyos, ha cumplido con su
misión y ha dejado todo “atado y bien atado”, para sus
adversarios se ha ido, porque todas sus comparecencias
electorales, desde hace años, eran una serie de fracasos.
Particularmente, en muchas ocasiones, dije lo que pensaba de
Rubalcaba y hoy tengo que decir que si se ha ido es porque
se consideraba incapaz, en contra de su voluntad, de dominar
lo que hoy es el PSOE, una “entidad” que no tiene un rumbo
claro. Lo ha dejado el alta mar y a la deriva.
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