Buenos días, Ceuta.Sigo con mis
vacaciones sin dejar de seguir la vida del país. Volvemos
atrás con las decisiones gubernamentales del PP que recurre
a imaginativas, pero viejas, tretas para obligar al
ciudadano a aceptar una posición subordinada y sumisa. El
tema de la Seguridad Ciudadana resulta extremadamente
llamativo por cuanto adolece de una explicación clara sobre
el tipo de derecho que es éste. Una explicación sobre el
tema se fundamenta en que el miedo forma parte de este
sistema de gobierno, por cuanto no aclara sobre quiénes son
sus destinatarios y ni siquiera expone el tipo de derecho,
ni en qué régimen jurídico y social se basa.
No exponen el objetivo prioritario de esa ley, llamada ‘Ley
Mordaza’, ni siquiera si es un tema relacionado con las
circunstancias políticas del país de manera válida.
Creo sinceramente que esa ‘ley Mordaza’ es para camuflar el
blindaje de los privilegios políticos y económicos, que
rigen en la actualidad el país, a través de falsas
sensaciones de seguridad, destruyendo el bienestar privado
con un creciente déficit democrático, convirtiendo al
ciudadano en estar sujetos al derecho en vez de ser sujeto
de derecho. Esta ley Mordaza deja bien a las claras el
objetivo político del Gobierno de Rajoy: represión y
exclusión, así de claro. Una vuelta a los tiempos
franquistas.
Harán uso de esa ‘ley Mordaza’ como un bien propio para
comerciar, lo mismo que con sanidad y educación, por cuanto
constituye una nueva afrenta a los derechos del ciudadano y
una ampliación de la desigualdad social.
Es de una inmoralidad increíble, por cuanto se utilizan
todas las garantías legales para preservar la impunidad de
los poderosos, minorando la de los ciudadanos, mientras que
los delitos como las torturas policiales o la corrupción
quedan suavizados ante la Justicia. Todo eso, también las
acusaciones y declaraciones de los políticos peperos sobre
PODEMOS, es una auténtica reacción de pánico ante la
creciente movilización social y ello conlleva una
deslegitimación del sistema impuesto por el PP.
Las políticas económicas y sociales del Gobierno, junto al
alto grado de corrupción y el hundimiento de la credibilidad
de los partidos, lleva a una enorme pérdida de prestigio
irrecuperable.
Los debates televisivos, influenciados en su mayoría por el
poder, se están convirtiendo en funciones teatrales con
payasadas indescriptibles de sus protagonistas, sobre todo
los de derechas, con manifestaciones tan fuera de lugar como
del espacio y del tiempo.
Una de esas declaraciones, o manifestaciones, corresponde a
J. L. Roig “… PODEMOS es un personaje que puede tener mucho
futuro pero también mucho pasado”. Hombre, Roig, si tenemos
constancia de que PODEMOS salió a la luz hace muy poco ¿cómo
te atreves a asegurar que es un personaje que tiene mucho
pasado? Ten en cuenta que hablamos, escribimos, sobre un
grupo o partido político y no sobre personas. Es la primera
vez que oigo definir a un grupo o partido político como
PERSONAJE.
La otra declaración, desafortunada, es la de la
representante de UPyD, Irene Lozano, “PODEMOS tendrá que
aceptar la crítica política”, cuando la realidad demuestra
que no son críticas sino graves acusaciones infundadas. A mi
entender, sólo el miedo, pánico en realidad, fuerza a los
políticos peperos, y a ciertos periodistas de derechas bien
comidos y mejor pagados, a realizar esa clase de
manifestaciones en las que llegan a acusar poco menos que de
pertenecer a ETA o de que son sostenidos económicamente por
el chavismo.
Esto es una enorme pérdida de tiempo por parte de los
peperos, Esperanza Aguirre en primer lugar, que utilizan
nuestros dineros para atizar a los contrarios a sus tesis
sin detenerse a pensar que los peperos son los primeros que
REALIZAN todo lo que achacan al ‘enemigo’. En vez de estar
acusando y/o criticando continuamente a sus adversarios,
deberían estar dedicados exclusivamente a mejorar el país,
no el suyo sino el de todos, porque cada vez están dando
muestras de que están construyendo un país al margen de la
gente. Cierto director de periódico me produce un asco
tremendo cada vez que interviene, sobre todo cuando exclama:
“¿Qué es la Cultura? ¿Lo que le gusta a los progres?”, con
eso, sólo con eso, demuestra que es un auténtico fascista,
al estilo del manco y tuerto legionario.
Impropio de un periodista que desconoce la desafección
política de un buen número de ciudadanos remontándose a la
etapa socialista que no venía a cuento.
En fin, la vida sigue y yo también.
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