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sociedad - DOMINGO, 13 DE JULIO DE 2014

 

visita

Felipe VI llegará a Rabat en un momento
sin sombras en la relación bilateral

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El rey Felipe VI emprende mañana lunes una visita oficial a Marruecos en un momento en que las relaciones bilaterales se encuentran a niveles excelentes en prácticamente todos los ámbitos. El rey cumple una tradición no escrita, que siguen también los presidentes de Gobierno y los ministros de Asuntos Exteriores españoles, de elegir Marruecos como primer Estado que visitan fuera de la Unión Europea, detalle que estos días ha sido subrayado por todos los medios en Marruecos.

Los reyes marroquíes -lo hacía Hasán II y lo hace su hijo Mohamed VI- siempre han subrayado la particular sintonía que les une con la Casa Real española, una sintonía que no se ha perdido ni siquiera en los momentos más crispados de una relación de vecinos entre los que no faltan contenciosos históricos ni geográficos.

Los conflictos bilaterales “clásicos” ahora apenas son noticia: por un lado, Marruecos tiene aparcada cualquier reclamación sobre Ceuta y Melilla, y de hecho sus fuerzas policiales contribuyen a proteger las fronteras terrestres de ambas ciudades ante la creciente presión de la emigración clandestina.

Cada asalto a las vallas de Ceuta y Melilla ha contado en los últimos meses con la férrea actuación de la policía marroquí para impedir el acceso al territorio español de los emigrantes subsaharianos; más todavía, Marruecos ha comenzado junto a Melilla la construcción de una valla de refuerzo en su propio territorio.

Del mismo modo, España ha mostrado en los últimos años cierta comprensión con las tesis marroquíes sobre el Sáhara Occidental: aunque no haya variado su postura oficial de “una solución mutuamente aceptable para las partes y bajo la égida de la ONU”, sí ha dado su apoyo a Marruecos en el momento más crítico de los últimos tiempos.

Ese momento se produjo en abril de 2013, cuando un proyecto de Estados Unidos de introducir competencias de vigilancia de los derechos humanos para la misión de la ONU en el Sáhara chocó con el rechazo frontal marroquí, que consiguió el apoyo de Francia y España para que EEUU finalmente aparcase ese proyecto.

Marruecos y España parecen más preocupados ahora en gestionar juntos dos de los grandes problemas contemporáneos: la emigración clandestina y el radicalismo yihadista, y la cooperación policial y de seguridad para combatir estos fenómenos solo merece elogios mutuos en las dos capitales.

En los últimos meses se han producido incluso intervenciones policiales conjuntas (a nivel informativo y operativo) contra células yihadistas que actúan a ambos lados de la frontera, un nuevo paso que demuestra el alto nivel de entendimiento, según resaltan las fuentes de ambos países.

En el ámbito económico, ya es un hecho consolidado que España ha desbancado a Francia como primer exportador e importador a Marruecos, y si bien faltan en el país magrebí proyectos españoles de inversión millonaria, la presencia de la empresa española está cada vez más diversificada.

En su última visita a Rabat, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, convocó en la embajada de España a los empresarios españoles para que expusieran sus experiencias en el país magrezí, y casi todo lo que escuchó fueron menajes optimistas, aunque también entonces se evocase la cuestión de la relativa inseguridad jurídica de las empresas.

Quedan entre España y Marruecos conflictos “menores” y con un aire añejo, como los que se arrastran en agricultura y pesca, ámbitos que, pese a ser de competencia europea, no dejan de afectar ante todo a los pescadores y agricultores españoles.

El acuerdo de pesca euro-marroquí está firmado y rubricado en las instancias europeas y también por parte del Parlamento marroquí, pero el rey Mohamed VI lleva cinco meses sin firmarlo e impidiendo así el regreso a las aguas marroquíes de 126 barcos europeos, en su mayoría españoles.

La razón no explícita pero que es un secreto a voces es el enfado de Rabat por una nueva normativa europea que limita la entrada de tomates marroquíes al mercado de la UE, y que las últimas modificaciones europeas, supuestamente en el sentido que Rabat desea, no acaban de satisfacer en esta capital.

En cualquier caso, no es previsible que Felipe VI hable de todas estas cuestiones en un viaje que se considera más que todo protocolario y una primera toma de contacto entre los dos reyes coetáneos que hasta ahora se habían tratado casi como “primos”.
 

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