El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, niega
que exista base jurídica alguna para una reducción
administrativa de los horarios de la asignatura confesional
de Religión y “menos para la eliminación implícita o
explícita” de las clases.
En una “reflexión” escrita, Rouco asegura que se “confirma
plenamente” la impresión de que la asignatura recibe un
“maltrato normativo”.
Los comentarios, recogidos en una nota de la Archidiócesis
de Madrid, se refieren a que el Ministerio de Educación ha
bajado el mínimo semanal de esta clase a 45 minutos en
primaria -la mitad que hasta ahora- en Ceuta y Melilla,
donde es competente.
El tratamiento didáctico de la clase de Religión, interpreta
Rouco, “raya en la no observancia” del Acuerdo sobre
Enseñanza y Asuntos Culturales del Estado con la Santa Sede.
Pero, según el cardenal, “aún hay tiempo para andar el buen
camino del debido tratamiento jurídico-administrativo de la
enseñanza de la religión antes de que comience el próximo
curso escolar”.
Rouco opina que la reducción horaria significa una estima
“extraordinariamente escasa” por la educación religiosa y
moral en las primeras etapas de la formación integral del
ser humano.
Además, la garantía constitucional del derecho de los padres
para que los hijos reciban la formación religiosa y moral
acorde con sus convicciones se presta “cicateramente”.
Alude también al Bachillerato, pues podría quedar regulado
sin que la enseñanza de Religión sea de oferta obligatoria
en el correspondiente decreto de desarrollo de la Ley
Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce).
“Es bien difícil de explicar -concluye- el porqué y el cómo
de ese más que deficiente trato adoptado por la
Administración del Estado para la enseñanza de la religión
en la nueva planificación escolar”
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