Definitivamente no tenemos suerte en Ceuta, mientras el
presidente del gobierno mantiene, contra viento y marea, a
sus ministros, incluido Wert, a la gestión educativa sobre
las ciudades autónomas ya le han cambiado tres veces de
responsable y no podemos decir que el tercero haya debutado
mejor que los anteriores. La primera decisión llamativa
consistió en el anuncio de la congelación del cupo de
profesores, paralela al aumento de unidades, y la segunda la
anulación del calendario escolar.
La secuencia de los hechos deja muchos motivos para la
reflexión: El Foro Educativo de Ceuta, propone por
unanimidad (padres, profesores, representantes
ministeriales, empresarios…) un modelo de calendario, la
Dirección Provincial lo asume y lo remite a los servicios
centrales, el día 25 de Junio se recibe (por escrito) la
respuesta refrendando el calendario, se publica oficialmente
y se remite a los centros. El día 26 visita Ceuta el
ministro de educación y es recibido como se le recibe en
toda España, ni mejor ni peor, en definitiva, como se
merece.
Posteriormente, se reciben instrucciones en la Dirección
Provincial comunicando que el calendario queda anulado. No
hay explicación oficial, no es necesario, los servidores
públicos convertidos en caciques, están por encima de la
ciudadanía a la que representan. Oficiosamente, se argumenta
que el modelo adoptado no se ajusta a las instrucciones
emitidas, argumento que no se sostiene. Nos explicamos.
Las instrucciones de referencia provienen del anterior
equipo ministerial (de otro signo político), cuyo anterior
director provincial tenía entre sus objetivos prioritarios
“cargarse” el modelo de calendario (concretamente la semana
blanca). Con la llegada de este nuevo equipo ministerial se
recuperó la semana blanca, SIN CAMBIAR LAS INSTRUCCIONES. O
no les dio tiempo o no les importó conculcarlas. Este año ha
sucedido lo mismo, instrucciones obsoletas que, como en años
anteriores, el Foro y los servicios centrales ignoraron.
¿Cómo es posible que en ejercicios anteriores se obviaran
las instrucciones y este año, en principio sí y
posteriormente no?
¿Qué ha cambiado? ¿Se han dado cuenta ahora que no se habían
cumplido las instrucciones? CLARA INEPTITUD o ¿Fue molesta
la recepción al ministro? EXTREMA SOBERBIA. La conclusión es
que apena e indigna ver en qué manos está la educación en
nuestra ciudad y a qué extremos de falta de talla política y
humana se puede llegar.
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