Y como siempre que visita alguna
localidad o alguna institución en las que la progresía
barata se quiere dejar ver, también en Ceuta hubo algunos,
los descontentos de todo, que trataron de abuchearlo.
Pero que hayan sido una docena o docena y media los que se
mostraron hostiles con el ministro de Educación no quiere
decir que Ceuta le haya recibido “a palos”.
Y la visita creo que debiera haberse tomado en serio por
parte de todos, muy especialmente por las instituciones y
las personas que tienen algo que ver con la Cultura, porque
ya quisieran todas las ciudades o poblaciones grandes de
nuestro país que llegara un ministro a inaugurarles una
buena biblioteca o a poner en funcionamiento un campus
universitario, posiblemente menos atractivo que lo que
vienen cacareando algunos políticos de Ceuta, pero sí mucho
mejor que lo que había y que no era casi nada.
Llegados a este punto lo que no acierto a comprender es como
hay quien se atreve a decir o a escribir con letras de molde
que la Comunidad Educativa abuchea a Wert en la Biblioteca y
en el Campus.
¿La Comunidad Educativa?. Desde luego que no, una parte de
seguidores de Aróstegui, con él a la cabeza, como hubieran
abucheado al jefe de los veterinarios si hubiera llegado a
Ceuta a poner en orden, por ejemplo, las carpas para la
“fiesta del borrego”, pongamos por caso. También en una
visita de ese tipo hubiera salido en cabeza el mismo
personaje, con sus secuaces.
Lo primero que hay que tener muy claro es quienes conforman
la Comunidad Educativa, porque que yo sepa ahí no estuvieron
ni el 1%, ni muchos menos, de los padres de los alumnos del
IES “Siete Colinas”, por ejemplo, y esos padres forman parte
de la Comunidad Educativa. Ahí no estuvieron, en el abucheo,
todos los catedráticos, ni una mínima parte, del Instituto
Camoens, por citar otro ejemplo, y también esos catedráticos
y otros muchos más formamos la Comunidad Educativa. Podría
seguir con todos los demás que faltaban, que fueron casi
todos, pero eso sí los Aróstegui de turno y su séquito van a
dar la nota a todas partes, naturalmente si él no fuera
estarían los presentables y como en la sociedad también hay
impresentables, pues ahí está Aróstegui, con los suyos, para
representarlos.
Y Ceuta no se puede permitir estos lujos, porque, por
ejemplo, cuando yo llegué a esta ciudad, por primera vez, en
1978, yo oía decir un día sí y otro también que a Ceuta no
iban las primeras autoridades nacionales:” es que no nos
quieren”, decía más de uno.
Allá por diciembre de 1980, el presidente del Gobierno,
Adolfo Suárez visitó Ceuta y Ceuta respondió con señorío,
como no podía ser de otra forma. Desde entonces han sido
varios los ministros, de todos los colores, que han visitado
Ceuta, e incluso, también, el presidente Zapatero, al que
Aróstegui y su “trouppe” recibieron en una parte de su
recorrido con unos carteles que costaron el cargo al
delegado del Gobierno, Jerónimo Nieto, cosa que no le estuvo
mal, porque en la única ocasión que estuve con él, por eso
del paisanaje, nada más aterrizar en Ceuta aquel delegado
del Gobierno ya se le advirtió de qué pie cojeaba parte de
los que le iban a poner zancadillas en Ceuta.
Yo ahora le diría a Aróstegui que si es que cambia “su
chiringuito” a donde parece que se lo van a cambiar y si
llega la “inauguración” y aparece por ahí algún
subsecretario, por ejemplo, ¿Se atreverá a ponerlos de “hoja
de perejil” él mismo?. ¿Mandará a otros para que den la
nota? ¿O en ese caso el síndrome de “congojonitis” le
mantendrá callado?. La valentía habrá de demostrarse siempre
no únicamente cuando nos conviene.
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