Como sucede todos los años a
finales de junio, en los Centros educativos el curso escolar
se apresta a terminar, los niños y estudiantes han cerrado
los libros y los cuadernos. Se guardan junto al resto de
materiales educativos hasta que llegue septiembre. Las aulas
quedan sumidas en el silencio y el profesorado ultima la
cumplimentación de informes. Han sido muchas las horas que
los docentes han dedicado dentro y fuera de los Centros,
alargando el día, utilizando la noche y hasta los días
festivos, para planificar, preparar y después durante las
clases conseguir que el alumnado pueda alcanzar los
objetivos y dominar las competencias de las diversas
materias.
El alumnado ha recibido las calificaciones. Sus resultados
constatan las buenas o desfavorables consecuencias de su
actuación, de las que el profesor o profesora ha venido
informando a cada uno de sus alumnos durante el desarrollo
de las clases y en las entrevistas con los padres. Si el
resultado ha sido favorable todos se alegran. En caso
contrario, sin duda, quien primero sufre y lamenta lo
ocurrido es la profesora o el profesor, porque durante todo
el curso su propósito, empeño y esfuerzo ha sido que todos
los alumnos obtuvieran los mejores resultados, eso sí,
siempre tratará de dar la última lección del curso,
diseñando el camino a seguir para los alumnos y las familias
cuando los resultados no han sido favorables, porque siempre
hay una salida.
Toda la Comunidad Educativa, en la que siempre están
presente los Equipos Directivos, Claustros y Personal no
docente y las Asociaciones de Madres y Padres, se han
aglutinado acompañando a los niños, niñas y estudiantes,
como ha sucedido a lo largo de todas las actividades
realizadas a lo largo del año, en el trabajo de preparación
de los actos que los Centros han celebrado. Habrá niñas y
niños que cambian de profesores, otros tienen que dejar el
colegio, porque termina su periodo escolar. Puede haber
también profesores y profesoras que se marchan del colegio,
porque se van a otro Centro o porque después de toda una
vida de docencia y sacrificio alcanzan su merecida
jubilación. El niño ha sido el centro de interés de todos.
Son lo más importante del Centro, los que dan sentido a todo
el trabajo y también la esperanza que marca el rumbo de
nuestro futuro.
De acuerdo con el Informe Talis 2013 de la OCDE, divulgado
por un medio de prensa a nivel nacional, el 95% del
profesorado está satisfecho con su trabajo, pero solo el 8%
cree que su labor es valorada por la sociedad. Según el CIS,
una de las profesiones más valoradas, solo detrás de los
médicos es la de profesores y maestros. El 88% volvería a
ser profesor si pudiera decidir otra vez.
Hace unos días con motivo del final de curso se ha personado
en Ceuta el Ministro de Educación, Sr. Wert. Ha firmado
diversos convenios con el Presidente de la Ciudad y visitado
la Biblioteca Pública y el Campus Universitario. Está bien
que valoren y reconozcan el esfuerzo y dedicación de los
profesores, ahora que está terminando el curso, valoraciones
que no demuestran con sus actitudes y hechos los
responsables que trabajan en Madrid junto al Ministro; pues
en los momentos difíciles que ha vivido la Comunidad
Educativa de la Ciudad durante el curso que está terminando,
el silencio, la falta de diálogo, la imposición y la falta
de apoyo al profesorado, padres y a los alumnos, ha sido un
clamor que no ha cejado de traspasar las paredes de los
Centros y que no ha tenido el suficiente eco ni en las
Instituciones de Ceuta, ni en la sede del Ministerio de
Educación en Madrid.
No se niega la implicación del Ayuntamiento en determinados
aspectos, como en el caso de los libros de texto, pero ha
sido insuficiente. Sandra López, Secretaria de Educación de
la Ejecutiva Socialista de José Antonio Carracao, los
sindicatos y la Junta de Personal han puesto de manifiesto
que siguen sin resolverse los principales problemas
educativos de Ceuta, agravados por una de las constantes del
proceder político del Sr. Wert, el desprecio y la falta de
diálogo con los diversos sectores de la Comunidad Educativa.
Hecho que fue puesto en evidencia, a nivel nacional, por el
resto de los grupos políticos en la tramitación y aprobación
de la Lomce, donde la soledad del Partido Popular fue un
clamor absoluto. Todo ello unido a la falta de la
habilitación de espacios prometidos para el presente curso.
Han sido muchas las ocasiones en que se han puesto de
relieve: “La excesiva ratio, la falta de espacios en los
Centros, la reducción de profesores, los continuos recortes,
la excesiva carga burocrática, la necesidad de tener una
mesa de negociación…”
Todas las contribuciones que lleguen a Ceuta se reconocen,
sin embargo, los verdaderos problemas educativos de Ceuta
continúan sin abordarse. Hubiera sido más deseable que el
Sr. Ministro se hubiera atrevido a venir al comienzo de
curso y ver sin miedo la realidad de las aulas y las
ingentes dificultades que han tenido que solventarse en los
Centros. Lamentablemente han sido los niños, estudiantes y
profesorado los que han sufrido las consecuencias. Han
estado saturados y olvidados, pero si han salido adelante,
ha sido gracias a la profesionalidad, compromiso y el
redoblado esfuerzo que los docentes no dudan en ofrecer en
los momentos difíciles.
Es de la máxima urgencia que se aborde con decisión la
problemática educativa de Ceuta. Como decía el portavoz
socialista en el Congreso, Mario Bedera, “Según la actual
administración se tiene que hacer más con menos…Los recortes
aplicados en Ceuta afectan a diversos ámbitos vitales de la
vida educativa, de la que no son ajenos los alumnos y
profesores…”
El curso ha terminado, los niños han realizado sus deberes
asistiendo a clase, formándose, desarrollando sus
capacidades, aprendiendo y conviviendo. El profesorado ha
dado, paralelamente a los temas de clase, una lección de
integridad, honestidad y decencia profesional. Enhorabuena
por el final de curso. Niños, padres y profesores se merecen
unas tranquilas y reconfortantes vacaciones.
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