Buenos días, Ceuta.
Seguimos con el tema de estos días: los impuestos.
Creo que necesitamos una auténtica reforma de nuestro
sistema tributario, que es el más ineficiente de las
economías más desarrolladas, y no una colección a plazos de
medidas coyunturales aprobadas por el Consejo de Ministros
en un contexto más próximo a las elecciones.
Vemos demasiados parches en nuestro sistema, ya cosido,
descosido y recosido en infinidad de ocasiones y el Gobierno
vuelve a perder la oportunidad de reformarlo verdaderamente
y que nos ayude a salir de la crisis.
Pero aquí, en este país, nuestros políticos adolecen de la
falta de una voluntad eficaz para emprender una reforma que
no pasa solamente por retocar los tipos impositivos.
Es norma, como si fuera el pan de nuestro día, que los
políticos que han presidido el Gobierno, desde Aznar, sólo
han introducido simples modificaciones y siempre en tiempo
previo a las elecciones, sin meditar que sería posible,
perdón, es totalmente posible conseguir una reforma con
mejor equidad y más eficaz en el tema de los impuestos más
importantes.
Es necesario que el sistema tributario español pase una ITV
en donde descubran los fallos del mismo y así encaminar los
pasos hacía una verdadera reforma porque ahora está creando
una gran inseguridad jurídica sobre todo en los mínimos
personales y familiares, que actualmente no están adaptados
a la realidad económica del país.
La intención del Gobierno, y el de las Comunidades
Autonómicas, de aumentar los ingresos con vistas a reducir
el déficit, ha arrastrado a esta últimas a crear nuevos
impuestos propios y de paso revisar al alza los impuestos
cedidos.
Impuestos que van pareciéndose cada vez más a los derechos
de los señores feudales por cuanto impuestos como el
gravamen de protección civil, los cánones de residuos, los
impuestos por estancias turísticas, los que caen sobre la
protección termo nuclear, etc., impuestos sobre bienes
naturales, sin propiedad específica, como el aire, el agua y
el sol nunca, nunca deben ser puntos de recaudación de
ningún sistema tributario.
Mi pregunta, dirigida a quién se tercie, es ¿Cuál es el
resultado de todos estos aumentos?, una mayor presión
fiscal, en torno al 32% del PIB y una recaudación modesta
cuando no exigua.
El IRPF es el que tiene mayor impacto en la actividad
económica que el IVA y los impuestos especiales y eso no
ayuda a la recuperación porque anula cualquier impulso de
aumentar el consumo, así como niega la inversión, rebajando
la demanda interna sobre la que se sustenta mayormente la
economía española.
El gravamen complementario agregado a las tarifas del
impuesto en 2012 debe ser suprimido totalmente, en las
rentas bajas y medias, si queremos respaldar una
recuperación económica en horas bajas, castigada duramente,
además, por la fiscalidad autonómica y local.
Esta fiscalidad que menciono está plagada de herramientas
con un solo fin: recaudar más y más de una manera totalmente
descoordinada y con justificaciones engañosas tales como las
supuestas medidas medioambientales.
Estos impuestos, junto con el IVA y los impuestos
especiales, rompen el mercado al elevar los costes y dar
poco margen de beneficios. El poder adquisitivo de la
ciudadanía se merma considerablemente y ello lleva a una
menor recaudación.
En cuanto a los cánones por los residuos…, lo escribiría en
otro artículo pero lo resumiré en éste: no me da la real
gana de clasificar la basura en tantos grupos como nos lo
piden y tirarla en cada contenedor clasificado según el tipo
de residuo. Si pago un canon por ello, que lo hagan los
trabajadores del servicio de recogidas de basuras o si no,
que nos paguen a los ciudadanos el trabajo que le estamos
quitando a quienes mandamos al paro, no cobrándonos ningún
canon.
Nos quieren como trabajadores gratuitos y eso no lo tolero.
Seguiré metiendo en una sola bolsa de basura todos los
residuos que generemos. Encima estoy pagando esa bolsa de
basura con el correspondiente IVA.
En fin, la vida sigue y yo también, aunque un poco más
cabreado.
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