El último detenido por la Guardia
Civil como yihadista en El Príncipe ha protagonizado una
nueva modalidad de proselitismo: el uso de Internet. Las
redes sociales, las nuevas tecnologías de la información, al
alcance de un gran público, se convierten en el mejor aliado
para llegar al máximo de personas posible y profundizar
socialmente en la captación de terroristas para Al Qaeda.
La situación de Ceuta en el foco del integrismo radical no
es nueva. En otras ocasiones precedentes, también de nuestra
ciudad, se han captado individuos para la yihad e, incluso,
se desarticuló en un espectacular operativo antiterrorista
una red de captadores. Los individuos que han viajado a
Siria y que han perecido allí, también son otro indicativo
fehaciente que sitúa a nuestra ciudad en un eje peligroso,
lo que ha de alertar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado en el control y vigilancia de estas redes que son
una amenaza muy seria para la seguridad del Estado.
Un despliegue policial que España viene desarrollando con el
Reino de Marruecos, donde también se han desarticulado con
gran eficacia redes yihadistas, es el mejor síntoma de la
colaboración. El control de estos “movimientos” es un
denominador común de los estados en general, y no solo de la
Unión Europea o Estados Unidos. Se ha convertido en una
causa común de quienes han de preservar sus fronteras y su
integridad con la seguridad necesaria ante el terrorismo.
Nunca será suficiente extremar la vigilancia y controlar la
información en este ámbito, donde se ponen en juego las
vidas humanas. Quienes ejercen el fanatismo como elemento
desestabilizador, han de ser vigilados de manera escrupulosa
y tenaz.
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