El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, echó mano de un
recuerdo de infancia (es el mayor de ocho hermanos) como
recurso para hablar del hambre que acecha a la sociedad y
dar un tirón de orejas a la clase política. Durante la
homilía en la misa de Corpus, el arzobispo se refirió el
domingo al “hambre de tantas cosas” que no solo tiene que
ver con la falta de alimento, si no que salpica a otras
cuestiones como “la ausencia de oportunidades para los
jóvenes, los desahucios, el desempleo” y la falta de
esperanza que encuentran en los “discursos vacíos”. “Los que
viven del jaleo de las cifras macroecomómicas no ofrecen
soluciones reales ni motivos de esperanza a los que no
tienen trabajo”, declaró ante una multitud de fieles que
acudieron a la cita en la Catedral de Oviedo.
¿Qué es lo que le importa a la inmensa mayoría de los
políticos del Gobierno de nuestra ciudad? Su bienestar y la
posibilidad de seguir aupando cargos en el Gobierno local al
precio que sea, olvidando desde el día siguiente en que sean
elegidos por los ciudadanos, sus promesas y compromisos,
solo les importa continuar prestando un servicio egoísta,
cuidando claramente aquello que les importa a ellos mismos,
utilizando las argucias políticas para beneficiar a personas
olvidando los problemas reales de nuestra ciudad, rechazando
políticas de reducción del gasto público, por proyectos de
derroche sin control.
¿El estamento político se centra en ser más compasivo con la
infancia y la juventud? ¿O más bien al revés? El discurso
político prefiere, al contrario, fomentar el odio de clase y
alimentar mediante información manipulada el dogmatismo
histórico. Mientras que al estamento político parece
importarle controlar las infracciones de una minoría, aunque
sea a costa de dificultar los movimientos de la mayoría.
¿No sería más conveniente pertrechar a las generaciones
futuras con las competencias necesarias para focalizar su
atención, solventar conflictos, gestionar la diversidad de
un mundo globalizado, sugerirles cómo afinar sus mecanismos
de decisión, educar el corazón de los ciudadanos y no sólo
su mente?.
La sociedad de Ceuta enferma de paro y pobreza ¿cuál podía
ser su respuesta?. La indiferencia, dar la espalda a las
instituciones que no son capaces de resolver la difícil
situación de los ciudadanos de nuestra ciudad, pero corren a
arreglar los desaguisados de las situaciones políticas sobre
la mala praxis administrativa que estamos padeciendo en
nuestra ciudad. En una simplificación, un poco tosca, es
verdad, la percepción de los ciudadanos de Ceuta es el
olvido de los políticos del Gobierno local, para ir a cuidar
a sus amigos y familiares. La receta, si se quiere
exagerada, encierra una buena dosis de verdad. El lema de
que los ciudadanos pasan de todo olvidándose de los
problemas reales de nuestra ciudad, ha hecho rebelarse a
muchos contra los poderes establecidos. Han reaccionado
contra la receta: recorte para los ciudadanos, y más dinero
publico para proyectos sin futuro y sin beneficios para
Ceuta. Esta actitud de indignación ha sido agravada con los
casos de mala praxis administrativa, con las fabulosas
subvenciones y gastos de dudosa necesidad ciudadana, que
además responden con desplantes que irritan a la mayoría.
En nuestra ciudad hace falta un cambio generacional, la
clase política esta desprestigiada, los ciudadanos estamos
hartos de ver hace muchos años a los mismos ocupando
distintos cargos políticos, buscando siempre el esta con el
que reparte, a la sombra de aquel que ilusiona a los
ciudadanos a darle la confianza con meritas y engaños. En
nuestra ciudad los ciudadanos hemos dado un toque de
atención a los políticos locales con los resultados de las
ultimas elecciones al Parlamento Europeo. Pronto volverán a
ser tiempo de elecciones y de demostrar por parte de los
partidos políticos locales los tiempos de cambio y de caras
nuevas.
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