La diputada, Fatima Hamed, lamentó ayer una nueva muerte, en
esta ocasión de un joven ceutí de 26 años.
Partiendo de la idea que este no es momento de oportunismos
ni de utilización de víctimas, si no que es el de denunciar
y trabajar, considero que todos somos culpables sea por
acción o por omisión, dice en una nota de prensa emitida
ayer
La errónea política de la Delegación del Gobierno en materia
de seguridad viene sucediéndose a lo largo de los últimos
años marcando pautas equivocadas, desoyendo a los
profesionales que trabajan a pie de calle y que hacen que
nuestra ciudad se mantenga entre las consideradas como más
inseguras.
Los enemigos de todos los ceutíes, siempre serán los
delincuentes y los asesinos, pero estos pueden tener
libertad o limitación de actuación dependiendo de la
responsabilidad tanto de Delegación del Gobierno como de los
responsables de la ciudad autónoma. Respecto al gobierno
local, quiero decir que la grandiosa escenificación de la
puesta en marca de la UPAC queda miniturizada por la
realidad, quedando claro que la seguridad no es sinergia
entre siglas y estructuras sino que los profesionales deben
ser oídos y tenidos en cuenta, y no ser meros espectadores
de movimientos y mudanzas como si fueran piezas de ajedrez.
La seguridad es un derecho y no un discurso acompañado de
escenificación. Cuando se produce una muerte como
consecuencia del aumento de la inseguridad, todos y cada uno
de los miembros de esa sociedad estamos en riesgo y eso
supone hacer un ejercicio de reflexión y tomar medidas para
que la delincuencia, a pesar de ser “tonta” sea también
combatida con los mecanismos legales hasta convertir a Ceuta
en una ciudad segura. Es muy fácil hacer oídos sordos a la
realidad desde la Plaza de los Reyes. Parece ser que esa
Plaza y el despacho que lo preside, en la primera planta,
cuenta con una insonorización especial que aísla de una
manera inusitada el espejismo del gobernante y la realidad
de las calles.
Como diputada, el cuerpo me pide gritar, pero la
responsabilidad me lleva a actuar para seguir luchando por
una ciudad más segura para nuestros hijos e hijas. Ni
dejadez ni protagonismos oportunistas, es el momento de
responsabilidad y de asunción de las mismas por parte de
quienes las ostentan.
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