El retraso en su implantación (con
tres años de demora) no ha sido óbice para que la denominada
Unidad de Proximidad y Atención al Ciudadano, popularmente
llamada Policía de Barrio, comience a funcionar bajo los
mejores augurios y, con el reconocimiento expreso al
Gobierno de la Ciudad, a una evidencia: ha culminado el
cumplimiento de una promesa tan anhelada por la ciudadanía
como demandada por el pueblo. En las barriadas quieren,
queremos, la cercanía de la policía que conozca la
casuística de cada zona de nuestra ciudad (o distrito), lo
que facilitará la seguridad, que es en definitiva lo que se
pretende.
Una vez ha entrado en funcionamiento, se espera que esta
UPAC responda a las expectativas que ha despertado y culmine
con éxito las funciones para las que está llamada. Con
independencia de alguna crítica sobre su oportunidad o no de
entrar en acción, será el día a día, las actuaciones
cotidianas, las que marcarán esa impronta del éxito o
fracaso de esta Unidad que ha despertado no pocas
expectativas.
Quienes están llamados a representar “la puerta de entrada y
llamada de los vecinos”, reúnen en sí mismos una
responsabilidad que les convierte en los interlocutores
válidos de nuestros distritos. Los contactos permanentes con
los vecinos, el despliegue de esos 37 agentes en los diez
distritos, y el conocimiento que tendrán de las distintas
zonas, les convierte en vehículo válido para garantizar una
seguridad que, a la vista de las optimistas previsiones, ha
de mejorar la situación que veníamos conociendo hasta ahora
y que, en algunos casos, han requerido de los necesarios
controles. Deseamos que la eficacia que se espera responda a
la realidad con hechos y Ceuta sea más segura.
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