Hace casi un año que una pequeña parte de Ceuta le dio la
espalda a la igualdad, a esa igualdad que predicamos en
discursos preparados, vacíos y ausentes de verdad. Todavía
recuerdo la llamada de esa mujer al partido para contarnos
lo que nunca se tenía que haber retransmitido en la
Televisión Pública de Ceuta, a un hombre predicando valores
que atropellaban la dignidad y la igualdad de género.
¿Realmente existe algo o alguien que haga justificar la
discriminación? No, y así lo entiendo yo, así lo entendió el
PSOE de Ceuta, por eso desde mi Secretaría hice lo que
cualquier partido coherente con sus principios, con sus
ideales, con sus valores, con su programa, y con su lucha,
hubiera hecho, denunciar.
¿Qué es la Violencia de Género? “Todo acto de violencia
basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda
tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico para la mujer, abarca todos los actos mediante
los cuales se discrimina, ignora, somete y subordina a las
mujeres en los diferentes aspectos de su existencia. Es todo
ataque material y simbólico que afecta su libertad,
dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o
física”
Por tanto, me reitero en lo que dije en su día, existen
discursos que atentan contra la igualdad y los derechos de
las mujeres, discursos que incitan a la Violencia de Género
por tener que seguir un patrón de conducta denigrante y
sumiso, discursos que promueven el género femenino como
objeto sexual, sobre todo en nuestra cultura, y discursos
que suscitan la desigualdad. Y es que, para mí es
inadmisible que un Medio de Comunicación Público emita estos
tipos de contenidos claramente discriminatorios por
contradecir el articulo 14 de la Ley Integral contra la
Violencia de Género y el articulo 36 de la Ley de Igualdad,
y por obviar el Plan Nacional de Sensibilización y
Prevención. No podemos permitir que en nombre de la
religión, cualquier religión, se esconda un patriarcado que
busca la sumisión de la mujer y el control sobre cómo
tenemos que vestir, actuar o pensar. ¿Acaso algún que otro
miembro de la Iglesia no ha dado algún mensaje homófono e
inmediatamente ha salido el PSOE, o consejeros/as de RTVE,
para denunciar? ¿Acaso no ha dicho el PSOE que romperá el
acuerdo con la Santa Sede si sigue arremetiendo contra los
derechos de las mujeres o intercediendo en la educación, por
los debates de la LOMCE y la reforma del aborto?
Se ha luchado mucho estos años como para tener una actitud
permisiva ante estos hechos, aquí no hay ambigüedad, medias
tintas o peros, aquí hay contundencia, seguridad y firmeza.
¿De qué sirve decir que se trabaja para fomentar la igualdad
y luego esconder la mano y sellar la voz?
Pero por ello tuve que pagar un precio muy alto, el precio
del rechazo de una parte de la población que sigue empeñada
en subordinar a la mujer, en controlarla y en condicionarla,
el precio del silencio de quienes tenían y tienen el
Gobierno de la Ciudad y, por tanto, están encargados/as de
hacer cumplir la Ley, el precio del miedo, el precio de la
costumbre y la fuerza del/la oprimido/a por mantener al
opresor, el precio del interés que te impide ser libre, en
definitiva, el precio de quienes deciden vivir entre
algodones de falsedad con tal de no despertad a la fiera.
“He acusado las injusticias porque no quiero que mi silencio
las absuelva”, frase de Clara Campoamor que hago mía ahora
porque mi silencio no las/los absolvió, fue el perdón, el
perdón de quienes reconocieron que no todo vale en esta
vida, que las amenazas, el insulto y las vejaciones tienen
consecuencias, consecuencias que tienen que seguir activas
cada vez que alguien intente coaccionar nuestra integridad.
Por eso denuncié en comisaría, denuncié unos hechos que
violaban mi dignidad y seguridad, denuncié los insultos, las
calumnias, las amenazas, las injurias y el intento de
humillación. Denuncié porque me dolió el hecho de que se me
atacara precisamente por reivindicar la igualdad.
Creo en la libertad religiosa y en la libertad de culto y
velaré para que se ejerza en igualdad de condiciones, pero
esta libertad no justificará nunca la opresión, el poder, la
discriminación y/o el patriarcado. Ni aquí, ni allí, en
nadie, ni en nada.
Antes del juicio me vinieron muchas cosas a la cabeza,
muchos recuerdos y vivencias, pero aún así había algo que
estaba por encima de todo, la creencia de que no hay mayor
logro que el reconocimiento y el perdón en el mismo medio
donde se me atacó, por eso lo hago publico.
“Los extraordinarios logros de la mujer en todo ámbito de
cosas han silenciado para siempre los argumentos bobos de la
inferioridad de la mujer. Aquellos que continúan aferrados a
este fetiche lo hacen porque odian ante todo que su
autoridad se vea amenazada. Ésta es la característica de
toda autoridad, desde la del amo sobre sus esclavos
económicos hasta la del hombre sobre la mujer. No obstante,
dondequiera que la mujer escape de su jaula, lo hará a
largas zancadas, pasos de libertad.” Emma Goldman
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