Pienso que Premi Mirchandani
estaba en un lugar que le desbordó, desde el primer momento,
porque su vida, su forma de comportarse, su forma de vivir
eran muy distintas a lo que se vive en el mundo de la
política.
Particularmente, aunque no he tenido muchos contactos con
Premi, yo también “creo que él se ha ido con las manos
limpias”, lo malo del caso es que, en estas circunstancias,
no sólo cuenta lo que tú eres o tú has hecho, realmente,
sino lo que se ha movido a tu alrededor, y llegados a este
terreno es donde puede encontrarse la auténtica cruz de
Premi Mirchandani.
Y además, creo que Premi Mirchandani, al final, ha dado el
verdadero paso, el paso de la sensatez, marchándose a su
casa y asumiendo con decisión las consecuencias de su
gestión, o más que de la gestión propia suya, la de las
personas que debieran haber estado a su lado y no estuvieron
como él.
Algo, sin embargo, debe haber aprendido Premi Mirchandani,
tras las denuncias de irregularidades que han partido desde
la oposición, y es que la oposición, en su justo sitio, no
se veía deslumbrada, mientras que el consejero, en sus
movimientos, creía en quienes tenía a su lado y nunca pensó
que sería en la propia casa donde le dieran el más grande de
los “bajonazos” que puede recibir un hombre bueno.
Días pasados, lo he escrito y no me voy a desdecir de lo
dicho, dije que el principal error, defecto, falta o como se
lo quiera llamar, por parte de Premi Mirchandani, estaba en
no haberse dado cuenta de hasta donde podía llegar él y
desde donde partían los demás.
Eran muchos los terrenos que tenían que abordar en Juventud,
Deporte, Turismo y Festejos, y creo que en esta última
partida, Premi Mirchandani es donde “más verde” estaba, y es
donde tenía las personas más avezadas “para su trabajo”, con
lo que dejó trabajar a otros, pero dejar trabajar no debiera
haber implicado haber descuidado muchos aspectos y por eso,
ahí, se equivocó gravemente Premi.
La salida de Mirchandani del Ayuntamiento, no podemos decir
que haya sido “por la puerta grande”, pero tampoco “por la
puerta de los carros”, porque su salida, por propia
decisión, lleva aparejada la renuncia a su acta de diputado,
acta que podría habérsela quedado, pero que para sentirse
incómodo, en el futuro, lo mejor es que entre el siguiente
de la lista de la candidatura, en la que iba él.
Así pues, y no me duelen prendas al decirlo, Premi
Mirchandani se va de la vida política con dignidad y con la
conciencia tranquila, de esto no me cabe la menor duda, pero
yo estoy seguro de que esa tranquilidad se le resquebrajará
más de una vez cuando él solo piense en algunos hechos
sucedidos a su alrededor que a él le dejaron “en fuera de
juego”.
Las pocas veces que cambié unas palabras con Premi
Mirchandani me di cuenta de que estaba en un terreno que no
era el suyo, porque él veía un mundo muy diferente al que,
en realidad, le estaba rodeando.
Por eso, cuando ha visto muy claro lo que hay, en las altas
esferas, aunque sólo sea a nivel local, en el mundo de la
política, de manera voluntaria e irrevocable ha dimitido de
todos sus cargos en el Ayuntamiento.
Aquí parece que no habrá eso de “a rey muerto rey puesto”,
por cuanto esas consejerías que “él ostentaba” serán
asumidas por otras personas y no todas ellas por los mismos.
Habrá o se ha dado ya un lavado de cara, se trata de cambiar
la foto, la imagen o los cromos, y que para el año que falta
hasta las próximas elecciones no “vender” una imagen que
sería inadecuada.
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