El Gobierno de la Ciudad ha puesto
en marcha el bono escolar para sufragar el coste de la
compra de comida a las familias de escolares con más
necesidades. Una decisión que se produce a pocos días de que
finalice el curso para quienes vienen acudiendo a los
comedores escolares, demanda que es consecuencia también de
un acuerdo plenario del mes de mayo, cuando Carracao ya dio
la voz de alarma. En esta ocasión el Ejecutivo de Juan Vivas
ha sido sensible a las necesidades y parece haber dado
respuesta a una necesidad imperiosa.
Estas son las políticas que hay que acometer desde el
Gobierno de la ciudad: actuaciones cercanas al ciudadano que
no solo son populares sino que también conectan con el
sentir de la gente que lo está pasando realmente mal y
demanda ayudas. Una línea que está muy distante de
procedimientos irregulares los denunciados en las últimas
semanas. Son los dos extremos de distintas formas de
gobernar.
La realidad social marca la impronta de las decisiones
políticas. Las conductas próximas al ciudadano conllevan un
sentimiento de solidaridad importante. El día a día, los
problemas cotidianos y su solución, acercan la acción de
gobierno al ciudadano e impregnan de humanidad sus
actuaciones. Y en estos momentos económicos los apoyos
institucionales actúan de incentivo para quienes precisan de
lo más esencial.
La situación para algunos menores en Ceuta era insostenible,
los comedores escolares requerían del Gobierno sensibilidad
y la ha demostrado; había que reaccionar rápido y se ha
hecho. Esa es la política que demandan los ciudadanos. Y ese
debe ser el camino a seguir por el Gobierno. Lo demás sobra.
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