Después de escuchar atentamente la rueda de prensa del
Consejero de Juventud, Deportes, Turismo y Festejos, me
llamó mucho la atención la palabra que utilizó para
justificar la marcha del Viceconsejero de Festejos, que a mi
modesta opinión ha sido el eslabón mas débil de esta
historia, o como se suele decir, el cabeza de turco. Porque
todos conocemos como funciona la administración local, que
nadie hace nada si el superior no lo autoriza. Pues bien,
continuando en el tema que me gustaría explicar, el cual he
investigado, la mala praxis o malas practicas, esta muy
relacionado según artículos publicados por expertos en la
materia, con la corrupción, por tal motivo entiendo que no
ha sido muy afortunadas las palabras escogidas por el
Consejero de Juventud, Deportes, Turismo y Festejos, al
justificar la marcha del Viceconsejero de Festejos, por
“mala praxis administrativa”, que al final lo que significa
es malas practicas administrativas.
Según la enciclopedia: Mala praxis o mala práctica, es un
término que se utiliza para referirse a la responsabilidad
profesional por los actos realizados con negligencia. La
forma más conocida de la mala praxis es la negligencia
médica o mala praxis médica, pero la misma también se aplica
a otros ámbitos profesionales como la abogacía, la
contabilidad pública, la escribanía, el tratamiento
psicoterapéutico. Se conoce como mala praxis, a la mala
actuación de un profesional, producto de la negligencia.
En esta línea argumental debe considerarse que el fatal
problema de las malas prácticas administrativas, es un
problema que trae causa en individuos que muestran conductas
desvinculadas del deber de respeto a la legalidad, pero son
también el resultado de sociedades que funcionan con
sistemas que no son los apropiados, o han pretendido el
valor del principio de legalidad como expresión de la
existencia de un interés general supraordenado, y que las
hacen sensibles a este tipo de fenómenos y ello en una
tendencia que suele ser creciente y cada vez más
destructiva.
Cuando se produce un fenómeno de mala práctica
administrativa, es obvio que el interés general ha cedido a
intereses particulares o espurios y ello tiene una
repercusión en términos de eficacia y eficiencia en el
empleo de recursos públicos, lo cual, además de agravar la
patología legal, socava aún más la legitimidad y
credibilidad de la Administración. En palabras de MURIEL
PATIÑO, otro de los costes afecta a la asignación pública de
los recursos, menos eficiente cuando la Administración actúa
de forma de malas practicas administrativas: por una parte,
el contratista elegido puede no suponer la mayor calidad o
los menores costes, o bien el empresario autorizado puede no
cumplir los requisitos establecidos en la Ley; por otra
parte, es probable que se potencien proyectos desorbitados
en los que la competencia es reducida, ya que de esta forma
el poder externo de control es menor; por último, cabe
pensar que las empresas intentarán recuperar los costes de
las malas prácticas administrativas junto con el resto de
los costes, lo que supondrá una carga adicional para el
presupuesto público.
La redistribución pública también es peor cuando la
administración tiene malas prácticas administrativas: por
una parte, se facilita el fraude y la evasión de impuestos,
previsiblemente por parte de la población con capacidad
económica elevada, con lo que aumenta la sensación de
injusticia social y se entremetan los incentivos para
desplazar una parte mayor económica hacia la economía
sumergida, por otra parte, disminuye la incidencia de la
ayuda internacional al desviarse fondos hacia grupos menos
necesitados.
Después de todo lo expuesto, y comprobar como la mala praxis
administrativa esta muy relacionada con la corrupción,
entiendo que en la rueda de prensa del Consejero de
Juventud, Deportes, Turismo y Festejos, no estuvo muy
acertada la citada expresión. O pensando mal que la
expresión para justificar la marcha del Viceconsejero de
Festejos estuviera bien meditada y estudiada, para hacer
pensar de que toda la responsabilidad política y judicial si
se produjera en el futuro, recayera claramente en la persona
del Viceconsejero de Festejos. Entiendo que cuando un
político utiliza palabras tan técnicas y con un sentido tan
específico, esta comunicando a la opinión pública sus
verdaderos sentimiento hacia la persona a la que se refiere.
A pesar de ello, sigo pensando que el Viceconsejero de
Festejos ha sido un cabeza de turco, y que los verdaderos
responsables políticos siguen ocupando sus cargos dentro de
la administración local, porque no hay que olvidar que el
nombramiento del Viceconsejero de Festejos no fue una
apuesta del Partido Popular, fue una apuesta personal del
Presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta.
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