Unos y otros
 

Quim Sarriá
opinion@elpueblodeceuta.com
 

Buenos días, Ceuta.

Seguimos siendo un país que tiene muy merecido, y hacerlo verdad, el tópico de “Spain is different”.

No solamente como slogan turístico sino como lema político.

Unos, los políticos que llevan las riendas del Gobierno, se devanan los sesos buscando frases rimbombantes, a veces incomprensibles e intrincadas, para completar una ley orgánica –en la que se trabaja a toda prisa para aforar al rey- con altos contenidos de discriminación y marginación.

Las Infantas dejaran de ser Familia Real, lo que en los países muy amigos, árabes por añadidura, del todavía rey de España se llama REPUDIO, un término como cualquier otro que significa discriminación y marginación. Seguimos siendo moros, todos.

Las infantas no tienen culpa alguna de haber venido a este mundo a través de los canales antropomórficos reales, si escribimos en términos monárquicos.

Por si fuera poco, andan por ahí dos supuestos hijos del rey, chico y chica, fruto de esos mismos canales antropomórficos reales que funcionaron supuestamente en la clandestinidad, y que no paran ni pararan hasta que les sea reconocido el derecho de ser hijos del legalmente inviolable, por ahora, papá.

Menudo artículo 56 de nuestra Constitución: total inviolabilidad y carencia de responsabilidades, pero creo sinceramente que follar no es un acto institucional.

Como la ley de sucesión no ofrece inmunidad, pues nada: a inventar un nuevo capítulo legal y, como escribo más arriba, sin llamar al pan pan ni al vino vino. ¡País!

Con la postergación hasta nuestros días de esa ley orgánica pendiente… no creo que ahora consiga, una vez la elaboren en la cocina del Consejo de Ministros, amparar las demandas de personas que reclaman el derecho fundamental a su identidad, como derecho humano.

Los otros, los de la oposición, empeñados en aparecer ahora como republicanos, aunque los socialistas sean más comedidos, y ponen buena cara a esas concentraciones por la República que yo considero interesantes pero pintorescas.

Lo que proponen esos nuevos partidos, surgidos del descontento de la gente, como meta del destino del país me parece una auténtica utopía surgida a través de los vapores oníricos de algunos productos.

Ignoro si será cierto lo que dicen que estos partidos proponen entre otras cosas: legalizar a los ‘okupas’, expropiar viviendas vacías, impago masivo de hipotecas…, esto es, ciertamente, de locos o, al menos, de alguien que ha sucumbido a la lectura de Don Quijote.

Los unos se unen, en estos momentos empíricos, a la fórmula del liberalismo más salvaje promulgada por Bruselas, aunque de cara al gran público digan que no.

Que las empresas del Ibex tributen un 6% de sus beneficios y el Gobierno pretenda quitarles deducciones pero compensándolo con reducción del tipo nominal del Impuesto de Sociedades… no me digan que no es un acto liberal salvaje.

Los otros, tienen detrás al comunismo, no menos salvaje, con sus marchas de hartazgo, indignación, rabia y rechazo, seguirán siendo clientes habituales de los centros sanitarios de urgencia para su curación.

Lo malo de todo esto es que cuando sea designado el nuevo rey vendrá la consiguiente amnistía y, seguro, saldrán beneficiados muchos políticos corruptos…, en cuanto a los ‘pobres’, seguirán luchando por sus ‘centros sociales’ contra Ayuntamientos y jueces que quieren desalojarlos –ejemplos Can Vies, La Traba, La Madreña, etc.- y seguirán manifestándose en la Puerta del Sol o en la Plaza de Catalunya, puntos de referencia.

No sé, no sé… a pesar de todo pregunto a los de la PAH (Plataforma Antidesahucios) si lucharán para evitar el desahucio de los ex reyes del Palacio de la Zarzuela si llegara el caso, que no llega.

Ya sabemos que el actual Príncipe de Asturias está sobradamente preparado… pero esos casi 80 años, divididos entre Franco y Juan Carlos, también estaban muy preparados ¿no?

Bueno, ya está bien de desvaríos, incluido el mío, y sentemos la cabeza de una vez. No estamos alrededor de ninguna mesa de tabernucho, trasegando bebidas espirituales camino de nuestros barriles abdominales, firmando pareceres ilógicos.