Ahora que tanto se habla de
“ciclos” en todos los ámbitos de la vida, es evidente que
tal palabra tiene un especial valor en política.
Efectivamente, alguien que desarrolla durante años una
actividad política debería saber de antemano que tal
actividad tiene una fecha de caducidad. El poder desgasta, y
en esa carrera de relevos que es el servicio público a la
ciudadanía, los que ya llevan tiempo corriendo han de
cederle el testigo a otros más frescos y no tan “quemados”.
Este es el caso de Juan Vivas, al que pueden ir haciendo
sitio en la unidad de grandes quemados, ya que de tanto
poner la mano en el fuego por miembros de su Gobierno, se le
está quedando como un churrasco a la barbacoa.
Para muchos, la actitud de Vivas ante todo lo que viene
ocurriendo es similar a la que mantuvo el emperador romano
Nerón cuando mandó quemar Roma. “Roma se quema y el
emperador no sabe ni tocar el arpa”, aseguran. Y es que el
sentimiento exculpatorio de Juan Vivas hacia algunos de sus
consejeros que cometen excesos o irregularidades ponen bajo
sospecha a todo el Gobierno del Partido Popular, como sucede
con la imputación de Yolanda Bel por el ‘caso Kibesan’.
Ahora, con el nuevo episodio descubierto con otro presunto
caso de fraccionamiento de contrato en la Feria de Día,
habrá que ver si el presidente Vivas sale al paso de la
honorabilidad y correcta actuación de su consejero de
Turismo, Juventud y Festejos, Premi Mirchandani, para
colocar, igualmente, la mano sobre el fuego por él.
Acaba de surgir un tema que aún está por aclarar y sobre el
que se reclaman responsabilidades. Un nuevo caso, que viene
a reincidir en aspectos frecuentes de malas prácticas.
Afrontar la situación y depurar responsabilidades, aparte de
ser una exigencia ha de representar la forma más loable de
esclarecer lo sucedido con pelos y señales. A las
colocaciones familiares irregulares se une en una semana
este despropósito. ¿Cuál será el siguiente?
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