Buenos días, Ceuta.
La irrupción de un partido político nuevo, desconocido,
presentado en enero y que en su primera participación en
unas elecciones resultan elegidos cinco de sus candidatos
(intelectuales y activistas), con dos millones y medio de
votos, supone un pequeño golpe al bipartidismo dominante en
el país.
Existe un ligero matiz en este asunto: las elecciones
europeas, en nuestro país, están relacionadas a una sola
circunscripción electoral. Ello significa que en unas
elecciones al Parlamento español y con la misma cantidad de
votos solo representaría la elección de uno o dos
candidatos, habida cuenta de que en España son algo así como
52 circunscripciones.
Esta irrupción de un partido político, pequeño y modesto,
está empezando a hacer mella en los grandes partidos y, de
momento, está creando problemas en el PSOE.
La previsible dimisión de Rubalcaba, tenía que haber dejado
la Secretaría General en el momento de su derrota en las
pasadas elecciones nacionales, abre la puerta para que los
socialistas demuestren que son un partido de izquierdas y
verdaderamente democrático con la puesta en escena de
elecciones primarias de sus representantes, para empezar.
Un partido político está formado por sus militantes, con el
apoyo relativo de sus simpatizantes, y por tanto se debe en
primer lugar a ellos.
Esto significa, literalmente, que la elección de sus
representantes debe ser a través de los votos de todos los
militantes de manera directa y no a través de delegados que
muchas veces no coinciden con el pensamiento general.
La tónica que impera en casi todos los partidos políticos
del país, la de elegir a sus representantes en Congresos, se
contradice totalmente con el sistema de elección de los
diputados y senadores. Son todos los españoles, con sus
votos, los que los eligen.
Aunque todavía no está definido, por el PSOE, el sistema de
elección de sus representantes, creo sinceramente que
deberían hacerlo a través de primarias necesariamente.
Con estas primarias comenzarían a ganar confianza entre sus
militantes, en primer lugar, y de los ciudadanos a medida de
que vayan demostrando el verdadero carácter de las siglas
con las que denomina su formación.
Ya sé que los partidos tiene sus estatutos y reglamentos,
con normas específicas de cada caso… pero estos estatutos y
reglamentos corresponden a una época, la de transición, en
que todavía no se podía plantear una democracia plena por la
existencia de los ‘dinosaurios’ del régimen precedente.
Simplemente porque esta democracia que tenemos es en
realidad la prolongación de aquél régimen, aunque de una
manera suave, por cuanto sigue habiendo amos y criados ya
que las decisiones se toman en contra de la mayoría del
pueblo y aunque manifiesten que lo hacen en nombre del
mismo, en realidad es en nombre de una parte muy específica
de ciudadanos.
La Ley de Seguridad Ciudadana, no vigente aún, así lo
demuestra.
También el sistema de elecciones no es realmente democrático
al estar sistemáticamente regulado por la ley de Hont,
sistema muy peculiar que deja a muchos partidos sin
diputados o senadores aunque superen en votos, con mucho, a
otros.
En realidad nuestro país está gobernado por marionetas del
poder económico liberal, verdaderos amos de los países
llamados democráticos, que con sus disposiciones atropellan
en grado sumo los derechos y las libertades de los propios
ciudadanos, a los que masacran física y psicológicamente con
sus decisiones.
¿Qué no?, entonces la paulatina desaparición de los derechos
sociales, los desahucios a través de sistemas represivos
injustos, los recortes, las reducciones de poder adquisitivo
y salarios, el aumento de impuestos a los trabajadores y la
reducción de los mismos para los empresarios y las grandes
fortunas…, paremos el carro porque el tema está muy, pero
que muy bien definido.
La tolerada usura de la banca, en general, es otro de los
temas que impiden llamar democrático al país… pero esto ya
es tema para otro artículo.
En definitiva, si el PSOE comienza con primarias puede ser
que un nuevo horizonte se abra ante los españoles y asomen
resquicios de una esperanza, difícil pero no imposible, de
recuperar verdaderamente el sentido de la democracia plena y
real.
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