Buenos días, Ceuta.
Me entra en gusanillo de leer noticias dispares en los
medios de comunicación el país, tantas noticias dispares que
llena todo un vocabulario de sandeces, unas, y de perlas
informativas, otras.
De momento escribiré sobre las reformas políticas de
‘nuestro’ Gobierno.
La reforma de la denominada “Justicia Universal” emprendida
por el Gobierno, que entró en vigor el pasado mes de marzo,
ha supuesto una sola cosa: abrir las puertas de las
cárceles, correccionales, galeras, jaulas, penales,
penitenciarias, presidios, preventivos, prisiones, etc.
(escojan ustedes lo que se tercie) a un buen número de reos
capturados en el entorno internacional ajeno al territorio
del país.
El total de excarcelados, hasta ahora, es de 47, la mayoría
son narcos capturados en aguas internacionales con toneladas
de drogas de todos los colores y sabores.
No recuento los encarcelados, todavía no juzgados,
pendientes de recibir la papeleta para poner pies en
polvorosa y alejarse prontamente de sus respectivos hogares
provisionales.
La entrada en vigor de esa ley implica que todos los casos
abiertos afectados quedarán sobreseídos hasta que se
acredite el cumplimiento de ciertos requisitos.
Este golpe ‘legal’ de nuestro Gobierno contradice el
Estatuto de la Corte Penal Internacional que determina el
deber de todo Estado para ejercer su jurisdicción penal
contra los responsables de crímenes contra la humanidad y
por cierto que el asesinato del cámara José Couso por las
tropas estadounidenses; el genocidio de Tibet; el genocidio
del pueblo sahaurí; el asesinato de los jesuitas españoles
en San Salvador y otros muchos casos… ¿Quedan impunes?
Ponen por delante las relaciones diplomáticas a las montañas
de cadáveres y otros casos como para dar carpetazo a los
asuntos pendientes de la Justicia.
Esto implica que algunas potencias (China, EE.UU,etc.)
tengan derecho al veto y es una manifiesta injerencia
política estatal contra el Poder Judicial, condicionando al
organismo jurisdiccional a los intereses políticos del
momento.
Mala cosa.
En cuanto a la reforma laboral… ¿a dónde nos ha llevado?
Nos ha llevado a presenciar el mayor deterioro laboral y a
un grave empobrecimiento de los ciudadanos en la historia
del país.
Tras estos dos años de funcionamiento de esa reforma, es
hora de que las empresas, expertos e instituciones hagan
balance sobre sus tomas de decisiones.
Es el momento de que analicen sin son capaces y suficientes
para crear empleo.
Esta reforma laboral ha acentuado las desigualdades
estructurales del mercado laboral, con un saldo de casi dos
millones y medio de mujeres a la puta calle, con perdón, al
paro, lo que significa que son más afectadas que los
hombres.
El número de parados ya es una auténtica espoleta de bomba
de una posible y futura revolución y la reforma laboral, que
se creyó hecha para la creación de empleo, no ha sido más
que la mecha para la creación de desempleo.
Despidos más baratos, despidos por causas objetivas y
trabajos forzados para los parados, además de que enfermar
puede costar el empleo configuran un auténtico chollo para
los empresarios junto con los nuevos contratos.
La flexibilización de las condiciones de trabajo no
significa otra cosa que dar muchísima ventaja al empresario
porque le dá la posibilidad de no respetar los acuerdos
alcanzados durante una negociación colectiva y pueden
cambiar las condiciones laborales del trabajador cuando le
venga en ganas, mucho más en aspectos como movilidad
geográfica, horarios, sistemas de rendimiento, etc. y si el
trabajador se niega, supone un despido fulgurante y objetivo
con indemnización de 20 días/año y máximo de 12
mensualidades.
Además se crea un nuevo contrato de formación que
subvenciona el empleo precario en las empresas (un fraude) y
se les da la facultad de hacer horas extras a los
trabajadores a tiempo parcial, lo que es un tremendo
absurdo,
Todo esto se resume en: ‘Todo el poder para los
empresarios’, que resulta ser una máxima liberal.
En fin, la vida sigue y yo también.
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