La celebración de la Feria
de Día como evento lúdico y propicio a la
convivencia, a la evasión, a la distracción o al
disfrute del tiempo de ocio, es algo positivo para
despejar la mente de tantas presiones de tipo
laboral o personal. Bien está compartir
divirtiéndose, degustar todas las tapas que los
hosteleros pongan al servicio del cliente, que el
propio sector se vea estimulado por el consumo
aunque sea por pocos días y que, en definitiva, el
acontecimiento nos traiga personajes populares tanto
en el ámbito de la farándula como en el mundo de la
música. Todo esto es positivo y loable.
El axioma de “pan y circo” tan recurrente en otras
épocas para aludir a espectáculos de evasión para
distraer la mente de otros pensamientos más
profundos, en este caso llega de la mano de la
polémica, debido a la denuncia de Caballas sobre el
despilfarro que se genera. No parece que 180.000
euros sea una cantidad nimia en un evento de estas
características, y mucho menos, que se intuya un
presunto fraccionamiento de pagos en las
contrataciones, modalidad, por otra parte, muy usual
en el Gobierno de Vivas para eludir el sistema legal
de control establecido en las contrataciones que
superen los 18.000 euros.
Además, la contratación de empresas foráneas, aparte
de no dejar en buen lugar a las establecidas en
Ceuta, que afrontan el pago de sus impuestos y se
acogen a nuestro régimen fiscal, supone también por
parte de Festejos, una forma de marginar a quienes
en otras ocasiones realizaron un trabajo eficiente.
Buscar lejos de nuestra ciudad contrataciones que
pudieran hacerse en Ceuta, deja entrever otra
sospechosa conducta: razones ocultas para afrontar
estas contrataciones por las razones que nunca se
explican y de difícil justificación. |