El resultado electoral del pasado
domingo deja una honda preocupación interna en las filas del
Partido Popular de Ceuta, aunque públicamente se trate de
disimular. Una formación que dice tener 4.000 afiliados y
que obtiene 6.330 votos, significa que, ni su propia
militancia ha sido capaz de movilizarse para votarles,
porque hay que considerar que cada afiliado tiene familia y
amigos de los que pueden “arrastrar” electoralmente, por lo
que aquí titulamos “batacazo del PP” y hubo quien lo
consideró exagerado el término. Si los mismos tuyos no te
votan, ¿que puedes esperar de los demás? Una lectura que
deberían realizar en el seno del Comité Ejecutivo de los
“populares” porque se cuestiona la fidelidad de la
militancia que seguro será mirada con lupa, con el
seguimiento que se hará ahora con la comparativa entre los
militantes y los votantes en un rastreo minucioso.
El PP volvió a refugiarse en los votos de lo que es su feudo
natural: los distritos 1, 2 y 3, es decir, la zona centro,
mientras que el PSOE obtuvo preponderancia en la periferia,
en los distritos 4, 5 y 6. Unos síntomas que marcan
tendencia y que divide a la ciudad en dos partes bien
diferenciadas. Quiere decirse que, si en otros comicios como
los de 2011, el PP ganaba en todos los distritos, incluído
El Príncipe, ahora la inercia parece cambiar.
No pueden confiarse los “populares” en los votos del centro
de la ciudad donde hay que destacar que la abstención es
cada vez mayor y además es un granero donde varios partidos
“arañan” adeptos, porque si las diferencias siguen subiendo
en la periferia en su contra, puede verse desbancado en su
hegemonía. Las barriadas son un punto de inflexión
importante que pueden decidir unas elecciones, pese a la
densidad de población en el centro. La fidelidad ahora es un
valor añadido.
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