Parece un chiste, pero no lo es La plaza donde vivo, plaza
de España, se queda pequeña para todos los vehículos.
Aparcar es todo un arte y a veces intentas dejar el coche
donde puedes. Y siempre vigilando por si se queda un hueco
vacío. Pero, como decía, intentas aparcar sin hacerlo en
zonas prohibidas para que no te pongan una multa. Lo que
ocurre es que siempre existe el clásico espabilado que
coloca su coche donde quiere sin persona en los demás. El
resultado es que encuentras tu coche bloqueado sin poder
salir. El paso siguiente es que se llama a la policía ante
la imposibilidad de encontrar al dueño del vehículo que te
mantiene encerrado. Y llega la persona del orden público y
sacan el cuadernillo de multas. En principio sólo arremeten
contra el dueño del coche que ha organizado la discordia,
pero en esta ocasión ha aparecido un nuevo héroe en mi
barrio, es ‘el vecino solidario’. Me explico, es un
individuo que debe tener pocas cosas que hacer un domingo
por la mañana, o sencillamente que está aburrido. Ha
decidido para calmar su rabia contenida, pues lo han multado
dos veces por la misma infracción, llamar al Cuerpo Nacional
de Policía y, como no está contento con una sola multa, ha
increpado al personal para que cumpla con su deber. El
resultado es unos quince coches multados por aparcamiento
indebido. Ni que decir tiene que yo pagaré una de las
multas, pero como dice mi madre que es de bien nacidos ser
agradecidos, he ido a darle las gracias en el lugar de los
hechos a semejante héroe. Y es el quien me ha contado esa
necesidad solidaria que ha tenido esta mañana ‘Multa para
todos’. Y para terminar un dicho popular que dice: “Cuando
las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a
remojar”.
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