Soplan vientos de renovación en el Partido Popular. Aunque
públicamente tanto Vivas como Carreira se afanen en vender
lo contrario, las voces críticas en el seno de esta
formación política se suceden y la preocupación es máxima. Y
no tan solo por los últimos resultados electorales de los
comicios europeos, sino por las conductas “poco edificantes”
de algunos de sus miembros como es el caso de su consejera
de Empleo, Yolanda Bel, imputada por prevaricación y
salpicada por presunto caso de enchufismo, colocando a su
hermana con documentación oficial que ha publicado este
periódico.
Lo peor del caso es que los “populares” temen que haya mucha
más documentación que pueda ver la luz y siga “manchando” a
gente del partido. Entienden que la punta del iceberg ha
sido la hermanísima de Bel pero si hubiera otros casos de
consanguinidad o afinidad, supondría un verdadero calvario
para el partido.
Esas voces críticas señalan a Juan Vivas como único valedor
y sostén de Yolanda Bel en estos momentos, aunque consideran
que se está pagando un precio muy elevado por ese apoyo y
quien pierde es el partido. Dicen que si Juan Vivas fuera
hombre de partido ya le habría “cortado la cabeza” a Yolanda
Bel para que no arrastrara en sus conductas al PP.
Pero las críticas internas en el PP no sólo van hacia
Yolanda Bel, sino que también lo hacen hacia Emilio Carreira,
el coordinador de campaña electoral de las europeas, quien
considera que no se ha volcado como debiera. Hay situaciones
como los ocho votos obtenidos por los “populares” en la
barriada de Benzú, que corresponden a sus interventores y
apoderados, lo que supone hablar de que no les ha votado
nadie, que es atribuible a una mala campaña electoral,
aparte de las actuaciones de desalojos y derribos de la
Delegación del Gobierno.
El coordinador de campaña del PP, no ha sido capaz de
diseñar una estrategia que neutralizara en lo posible la
elevada abstención que ya se conocía de antemano, al igual
que el desinterés de militantes en las funciones de
apoderado e interventor, cuya captación ha sido más
complicada que nunca y la falta de compromiso de muchos de
ellos, que se ausentaron tras conformarse la mesa electoral
porque no estaban dispuestos al “sufrimiento” de tantas
horas en un colegio “atados”, cuando lo que les gusta es
figurar y cobrar como cargo público.
En este maremágnum es lógico que haya voces críticas en el
seno del partido, que también se muestran disconformes con
ese pacto oculto PP-Caballas, que ha castigado, en estas
elecciones, tanto al PP como a la coalición con los suyos,
porque no se entiende este chalaneo.
La aportación que el PP de Ceuta ha hecho a Madrid de 6.000
votos es tan exiguo que da que pensar. Además, lo peor es
que provoque tendencia y de cara a las elecciones de dentro
de un año, los “populares” tengan dificultades en gobernar
por no obtener la mayoría absoluta, sería una pérdida
importante para la organización nacional, ya que Ceuta no es
una circunscripción más sino muy simbólica y representativa.
La reflexión del PP ha de ser profunda: evaluar qué mochila
le sobra porque su peso se hace ya insoportable, qué ámbitos
ha de ganarse para mejorar sus resultados electorales, dónde
ha podido fallar y qué estrategias han de acometerse para no
incidir en los mismos errores de ahora dentro de un año. Los
fracasos son la consecuencia de un cúmulo de errores. De
manera que, a pensar, ponderar y decidir.
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