La comparecencia del portavoz del
Partido Popular no ha aclarado nada más allá de lamentarse
de la abstención en la jornada del domingo. Las verdaderas
causas del descenso electoral del PP no han sido puestas
sobre la mesa ni tampoco se ha dado cuenta de las verdaderas
razones que han llevado a los “populares” a la pérdida de
votos. No ha profundizado Carreira en la causa para generar
el efecto que ya conocemos. Quiere decirse que no hay
autocrítica, ni reflexión profunda ni la humildad suficiente
para reconocer errores y acometer la rectificación. Al menos
en público, porque de puertas para adentro las voces
críticas se suceden.
Mientras el PP se instale en silenciar sus fallos, se
alejará del camino que le pueda conducir a solventarlos.
Cuando se obtienen resultados adversos, pese a ganar, hay
que sacar lecturas, interpretar el mensaje del electorado,
captar las sensaciones provocadas por esos miles de votos
perdidos, para poder reaccionar o aplicar el antídoto
necesario para resurgir. Mantener silencios, eludir el
análisis profundo, sin ejercer el propósito de enmienda y
además ir de prepotente, no conlleva nada mas que a otro
fracaso.
Emilio Carreira en una pobre comparecencia, en vez de situar
las claves de un mal resultado pese a ganar, con solo un
respaldo de 6.330 votos de una población de más de 60.000
electores (los peores resultados desde 1999) se mostró mas
preocupado por disimular unas consecuencias negativas para
su partido que de explicarse. El electorado le ha dado la
espalda al PP, le guste o no, ya que la abstención es una
forma de “pasar”, es un descontento que hay que interpretar
en clave de hastío hacia la forma de hacer política. Y
cuando no hay entusiasmo por votar es muy mala señal. Si a
pesar de ello, el discurso del Partido Popular de Ceuta
sigue siendo el realizado ayer por su portavoz, no es
necesario explicar más. Carreira, sin querer, dejó patente
el porqué del batacazo electoral.
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