En este articulo hago referencia a varias párrafos de
autores conocidos y desconocidos, los cuales demuestran como
la verdad en la política de nuestra ciudad engendra odio de
los políticos, hacia aquellas personas que son capaces de
decir la verdad de lo que sucede en nuestra ciudad. Eso es
lo que le esta ocurriendo al Gobierno de Ceuta, que no
admiten que nadie diga la verdad.
“LA REBELIÓN DE LAS MASAS”. Las enseñanzas que José Ortega y
Gasset quiso dejarnos con esta obra: “Una sociedad solamente
puede evolucionar bien si sus integrantes se dejan guiar por
hombres ejemplares y modelos históricos. La tecnología de
masas, sin valores e ideas, navega a falta de un proyecto
colectivo que le lleve a superar la inercia. Todos los
campos de su saber, música, arte, ciencia, literatura,
muestran signos de agotamiento. Fascismo y comunismo nacen
como un rechazo a la forma de organización pública de éxito
contrastado: la democracia liberal. El europeo tiene un
destino histórico: “Aunar perspectivas superando las
fronteras políticas de sus estados respectivos para
aprovechar su potencialidad económica de forma equiparable
al mercado americano, más allá de exclusivismos
nacionalistas. Hay necesidad de pensar una sociedad y una
convivencia entre personas que transcienda lo político y se
guíe hacia un proyecto común de tipo regeneracionista”.
Cuando te hacen creer que tu vida es un contrato de servicio
hacia los demás para ganarte el derecho de ser aceptado.
Esto es una de las más grandes mentiras que existen para
anularte, hacerte dudar de ti, volverte codependiente,
necesitado, e infundirte toda clase de temores para
manipularte y someterte fácilmente. Dice la Biblia en el
libro del Eclesiástico 20,26: “La mentira es una tacha
infame en el hombre”. Este mandamiento sigue vigente, aunque
hoy se diga: “Hoy día ya no es posible vivir sin mentira, ya
no es posible hacer política y llevar negocios sin mentir”.
Si tomáramos en serio el octavo mandamiento, casi no habría
manera de charlar en los cafés, en reuniones de políticos;
los diarios saldrían con las páginas en blanco, ¿no creen?.
Este mandamiento salvaguarda nuestro honor y nuestra fama.
La Sagrada Escritura está llena de advertencias sobre este
mandamiento. Se llega incluso a identificar a Dios con la
verdad y al demonio con la mentira. Cristo vino a dar
testimonio de la verdad. Es más, Él se autodefinió como el
Camino, la Verdad y la Vida. Suele decirse que el pecado es
como un puñal que puede tener muy distintos tipos de hoja,
pero en el que el mango casi siempre es el mismo: la
mentira. Sabemos que la palabra es la expresión oral de la
idea. De ahí que, por ley natural, aquello que yo expreso es
algo que debe coincidir con lo que pienso. Si mis palabras
no refleja las ideas, estoy violentando el orden natural de
las cosas, por eso se dice que la mentira es intrínsecamente
mala, es decir, no es mala porque alguien la prohíba, sino
que es mala en sí misma. Y algo que es malo no puede
producir nada bueno, aunque sean muy buenas las intenciones
de quien actúa.
Al mentiroso hoy se le quiere llamar como aquel que “tiene
chispa”, tiene “aptitud para la vida” o tiene “sentido
comercial” o “viveza”, y en algunas ocasiones los políticos
siempre intentan justificar sus mentiras repitiéndola muchas
veces para convertirla en verdad. Pero en realidad eso no
cambia la realidad: el mentiroso se daña a sí mismo, daña a
los demás, daña a la sociedad y, sobre todo, desfigura la
imagen del político. Cuida tu lengua, amigo. Es la parte más
valiosa que tienes, pero también la más peligrosa. Con ella
puedes alabar, pero también puedes herirte, herir el honor,
la fama del prójimo y a una ciudad que un día confió en ti.
Decía san Bernardo que la lengua es una lanza, la más aguda;
con un solo golpe atraviesa a tres personas: a la que habla,
a la que escucha y a la tercera de quien se habla. ¡Cuánto
destrozo puedes causar con tu lengua, si la usas para el
mal!. Un proverbio alemán dice: “El burro se delata por sus
orejas; el tonto, por sus palabras”. El corazón humano es
una cámara de tesoros, que tiene por puerta el habla; hay
quien saca bondad, amor, verdad, sabiduría; el otro saca
insensatez, maldad, veneno, mentira. La veracidad es una
forma de hacer política, pues los demás se merecen la verdad
y no el engaño. Hablar de la verdad hoy, resulta no sé si
difícil, pero al menos atrevido y, en cierto sentido,
sarcástico.
Vivimos en un mundo donde nos venden la mentira en platillos
de oro; asistimos a pactos incumplidos. En fin, que la
verdad no tiene hoy carta de ciudadanía en todas partes de
nuestra ciudad, no la han dejado entrar y salir libremente,
la tienen maniatada, vendada, amordazada por los políticos
del Gobierno de Ceuta. ¿Por qué?, no se quiere encontrar hoy
con la verdad, pues “la verdad, aunque no peca, incomoda”.
Parece que hoy algunos no consideran la verdad como un
valor.
La verdad del comportamiento y de la vida. Vivir como se
cree, coherencia de vida entre lo que se cree, lo que se
predica y lo que se vive. Si vives diciendo la verdad, serás
sincero y cumplidor a tu palabra dada, serás leal y fiel a
tus compromisos asumidos, serás equitativo y justo con los
demás. Lo contrario a la verdad del obrar es la
incoherencia, el fariseísmo, la hipocresía. La conciencia
moral es aquella capacidad que todo ser humano tiene de
percibir el bien y el mal, y de inclinar la propia voluntad
a hacer el bien y evitar el mal.
Después de todo lo expuesto, me gustaría que cada persona de
nuestra ciudad reflexionara en el día de mañana, y pensara
que debe hacer el domingo, actuando con plena convicción de
que su derecho como persona de esta sociedad tiene unas
consecuencias para en el futuro, todos debemos buscar la
verdad, la cual en la actualidad el Gobierno de nuestra
ciudad carecen de ella.
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